RAFAEL PERALTA ROMERO
rafaelperaltar@gmail.com
¿Qué le falta al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, para que pueda ser considerado otro Somoza? Somoza es sinónimo de gobernante despótico, intolerante, jactancioso, megalómano, maligno y perverso. Pues, nada. Ortega representa una perniciosa encarnación de los Somoza, la dinastía que durante décadas sojuzgó a ese pueblo.
Todos los actos del pérfido
gobernante apuntan a definirlo como un dictador peligroso. Antes fue un gran
simulador, ataviado de comandante revolucionario, pero ya se despojó de un
traje que no le quedaba bien. Su práctica cotidiana presenta al cuarto Somoza
como un sujeto enloquecido por el poder y cautivo de su paranoia.
Lejos de ser la primera
figura del Frente Sandinista de Liberación Nacional, Ortega llegó al poder en
1979, tras una dura guerra que logró el derrocamiento de la dictadura de Anastasio Somoza Debayle, el tercero de la
dinastía de esa nefasta familia que, a sangre y fuego, sin pudor ni rubor, hizo
de Nicaragua un feudo particular.
Somoza Debayle, quien gobernó
de 1967 a 1972 y posteriormente de 1974 a 1979, huyó al exilio, pero…un día
circulaba plácidamente en Asunción, capital de Paraguay, cuando su
Mercedes Benz blanco voló, sin ser avión, gracias a un certero
bazucazo. El dictador corrió la misma
suerte de su costoso automóvil. Atrás quedaron riquezas y poderes.
La revolución sandinista
ilusionó a muchos, sobre todo en Latinoamérica. Dieron apoyo hasta quienes no
podían. Muchos fueron a Nicaragua a recoger café, otros a alfabetizar, los
organismos internacionales pusieron lo suyo. Pero ay, las travesuras de Daniel.
Cuánto amor, cuántas canciones, cuánta solidaridad desperdiciada.
Ahora el cuarto Somoza,
sobrevalorado por sí mismo, se ha creído que él encarna el sandinismo, sólo él
y su trastornada esposa constituyen el pueblo nicaragüense.
Cinco candidatos
presidenciales están detenidos por orden del dictador. Ningún periodista crítico
tiene derecho a vivir en Nicaragua, como ha ocurrido con Carlos Fernando
Chamorro.
Unos 59 países han firmado
una declaración conjunta para reclamar la celebración de comicios libres en
Nicaragua y liberar a los líderes opositores mantenidos arbitrariamente bajo
prisión.
Reunido Ginebra, el Consejo
de Derechos Humanos de la ONU condenó la violación a los derechos humanos en la
patria de Rubén Darío.
Con Daniel Ortega -o Daniel Somoza- se cumple
plenamente el famoso dicho de Lord Acton: “El poder tiende a corromper, el
poder absoluto corrompe absolutamente”.
Olvida la suerte final de
quienes insisten en retener el poder a contrapelo de la ley, la ética y la
voluntad de su pueblo. Olvida lo ocurrido el 17 de septiembre de 1980, en
Asunción.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario