Por Néstor Estévez.
Con alta frecuencia se suele
escuchar a quienes, ante todo, se quejan y hasta maldicen por lo difícil de la
situación y por no alcanzar a ver esa anhelada “luz al final del túnel”.
Por fortuna, también
encontramos a quienes no solo confían en las posibilidades de mejorar
su situación, sino que, predicando con el ejemplo, asumen acciones que se
inscriben en planes y proyectos orientados a crear las condiciones que
repercutirán en bienestar y real mejoría de vida.
Como referente de esa
capacidad de hacer destaca una demarcación que acaba de cumplir seis
décadas. Hasta el 27 de marzo de 1958, cuando fue creada mediante la
Ley no. 4882 la provincia Valverde, su actual territorio se distribuía
entre Santiago y Montecristi.
Durante su evolución, mucho
más que en las excusas, este territorio se ha enfocado en sus potenciales y en
el mejor aprovechamiento de las oportunidades para avanzar. Incluso, se
cuenta que muchos de sus terrenos fueron menospreciados por los
colonizadores que iniciaron sus exploraciones por la parte norte de la actual
provincia Valverde. Sin embargo, ahí se produce gran parte del banano que
se exporta al Viejo Mundo.
¿Qué hay detrás del veloz y
sostenido avance de la provincia Valverde? Entre otros posibles factores,
desde mucho tiempo antes de adquirir la categoría de provincia, en la zona se
ha contado con tres claves fundamentales: capacidad para emprender, incidencia
visionaria y disposición para lograr acuerdos.
En Valverde cuentan con
antecedentes históricos que alimentan esa capacidad para emprender. Entre otros
acontecimientos, en esta provincia se rememora con alto orgullo la osadía de un
grupo de valientes que llegaron a usar hasta colmenas para enfrentar, en La
Barranquita, a la primera intervención militar estadounidense en suelo
dominicano, en 1916.
Valverde acaba de celebrar el
primer centenario de la llegada del cultivo de arroz. En 1918, varias décadas
antes de ser provincia, ya el ingeniero belga Luis
L. Bogaert (Monsieur Bogaert) emprendía
la construcción del primer canal de riego del país. Así inició
la historia para que Valverde se convirtiera en una de las
provincias principales productoras de arroz de República Dominicana.
El auge de la caña de azúcar
también fue aprovechado en esta demarcación noroestana. Pues el Ingenio
Esperanza se convirtió en soporte y motor de la economía, en el municipio con
igual nombre, en la provincia y en buena parte de la región.
El colapso de la industria
azucarera pudo representar un serio revés para cualquier territorio. Pero no
para uno que, como Valverde, se ha caracterizado por identificar lo que tiene,
y determinar cómo hacer para obtener lo que quiere.
No por casualidad, siendo la
provincia noroestana con menos extensión
geográfica, tiene la mayor cantidad de habitantes.
Con ochocientos kilómetros cuadrados, Valverde cuenta con unos
doscientos mil habitantes.
La capacidad de emprender y
de lograr acuerdos en la provincia Valverde se evidencia en la
dinamización de la economía con base en el cultivo de banano. Se
trata de mucho más que algo para alimentar, generar divisas, además
de empleos directos para el sector agrícola. En la actualidad, diversas
iniciativas vinculadas al turismo comunitario sostenible han
encontrado un “pie de amigo” en el banano.
Entre las organizaciones
que dinamizan el desarrollo de este territorio destaca la Asociación
de Fabricantes de Artesanías de Valverde (ASFAVAL), entidad que
acaba de lanzar su guía de productos de la fibra de banano,
gracias a una alianza público-privada en la que participan el
Ayuntamiento de Mao, la Cámara de Comercio y Producción de
Valverde, la Coordinadora de América Latina y del Caribe de Pequeños
Productores y Trabajadores de Comercio Justo, la Comercializadora
Dominicana de Comercio Justo, el Clúster Turístico de Valverde y la Agencia de
Desarrollo Local de Valverde.
Esta virtuosa alianza cuenta
con el acompañamiento técnico del Proyecto Turismo Comunitario Sostenible
(TCS), ejecutado por el Ministerio de Turismo, el Ministerio de
Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD), el Instituto Nacional de
Formación Técnico Profesional (INFOTEP), y el acompañamiento de la
Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA).
Como se puede apreciar, un
territorio que pudo dedicarse a lamentar la aridez de sus terrenos o cualquier
otra desventura que alguien pueda señalar, ha preferido identificar
potenciales, buscar oportunidades, construir consensos y trabajar con
entusiasmo para sacar el mejor provecho en cada ocasión.
Como se puede apreciar, se
trata de un territorio que, aprovechando múltiples ventajas para avanzar, no se
ha “dormido en los laureles”. Y eso le ha valido para seguir aprovechando los
entornos cambiantes.
Como se puede apreciar,
Valverde es un territorio que celebra y manifiesta orgullo por los “bellos
atardeceres” de que hace alardes su municipio capital. Pero también se emplea a
fondo para garantizar los mejores amaneceres, con oportunidades y calidad de
vida para la provincia más poblada del noroeste dominicano.
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