Santiago,
R.D. En el gobierno que digna y en ocasiones triste encabeza Luis Abinader,
existen funcionarios adoleciendo del síndrome de hubris, que cuando están en el
poder se “embriaga”, “ciegan”, “intoxican”, pierden la esencia y olvidan sus orígenes.
El
periodista Marcelo Peralta quien desde hace varios meses se queja de brigada de
la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santiago realizaron trabajos en
las redes bloqueando el flujo de agua a su apartamento y a pesar de las
diligencias el problema no ha sido solucionado.
El
edificio que ocupa Marcelo Peralta está compuesto de dos bloques con 16
familias, quien se queja de que después de los trabajaos en las acomedida a su
apartamento el preciado líquido no fluye teniendo que hacer doble gastos comprando
garrafones para poderse bañar y pagando un servicio que no recibe.
Peralta
sostiene que las personas afectadas del síndrome de “hubris” demuestra rasgos de
grandiosidad, narcisismo y comportamiento irresponsable, evidente en aquellos
políticos que ostentan posiciones de poder, creyendo que eso es eterno.
Cita
a lo largo de la historia hasta héroes, tiranos, autoridades jerarcas llegaron
a servir al pueblo y terminaron borrachos por el poder, sin embargo, en la
actualidad están presos, desconsiderados, humillados y asqueroseados.
El síndrome de hubris es una
condición que provoca rasgos de endiosamiento vano, ocasiona cambios
psicológicos en políticos, mientras en que lo que se creen tener poder absoluto
desarrollan inestabilidad mental.
Los
que sufren de esta patología creen ser capaces de grandes obras, hechos trascendentales,
que lo saberlo todo, humillan, actúan más allá de los límites de la moral
ordinaria y maltratan a los que están alrededor.
Algunos
llegan a cargos usurpando funciones que el traje le queda “traje le queda grande”,
aplastan a débiles, se abacoran a los del poder recibiendo “humillaciones”,
porque son lacayos inservibles e inútiles.
El
síndrome de hubris causa en el ser humano excesiva soberbia, arrogancia, auto
poder y avasallan a los que reclaman soluciones a servicios públicos, violan
sus derechos por reclamar buen servicio en las instituciones del Estado.
Ojalá
que a esos engreídos de la política no llegue a sucederle como a Némesis que era
la diosa griega y encargada de castigar a las personas que trabajaban en el
palacio de gobierno y al caer su imperio no la querían ni los perros de cuatro
patas que vigilaban el Palacio Presidencial.
Cuando
se está en los cargos, la gente debe ser humilde, porque es el único antídoto
que cura el síndrome de hubris cuando caen del trono.
Los
intoxicados por el poder, pierden el contacto con la realidad y si no son
cuidadosas pueden caer en la misma borrachera de la diosa griega Némesis.
El
ser humano viciado pierde el contacto con la realidad, se divorcia de la prudencia,
obvia la solidaridad, aíslan a quienes ayer lo ayudaron y “escupen la comida y
hasta mano que ayer le dio de comer”.
La persona que padece este mal se pueda curar, lo más
recomendable es hacer un ejercicio consiente de humildad y solidaridad con el
próximo cuando algún problema lo afecta.
Estar
hoy día en lujosos aposentos, comer en hoteles de categoría, andar en carros de
lujos, vivir en pompa, aislarse de su origen, dar con la punta del pie a quien te
ayudó en el pasado, tener valores económicos no hace más grande al hombre, sino
lo que te hace grande es el tener valor ético y ser solidario.
Si
hoy que está en la bonanza te cae te ayudo a levantarte, si mañana te convierte
en harapiento y te cae, tengo por seguro que me hecho tu cuerpo encima para que
vea lo que vale el peso de la solidaridad.
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