Por Marcelo Peralta
Dedicado a un fajador. Juan Pablo Bourdierd. "Recuerda hoy que ya son 53."
A
pesar de la crisis mediana al pasar de los 50 años, la gente no debe actuar de
prisas.
A la
edad de 53 años, un hombre y una mujer, si empezaron temprano tienen sus hijos
formados.
Esa
edad, ya que menos de lo que queda por vivir.
La
perspectiva del tiempo hace que gocemos más de la calidad que de la cantidad.
El
caso es que a esa edad somos más conscientes de que los momentos no vuelven y
hay que saborearlos.
El
alma no tiene edad y la mente envejece.
Una
de las claves para vivir al máximo la vida después de los 50 es olvidarse de
los remordimientos.
Aceptar
los resultados de las elecciones anteriores.
De
ahora en adelante, hay que hacer cambios en el modo de vivir.
Conscientes
debemos estar que al pasar de los 50 años ya no permite que “nos mojemos la
barriga”.
Es
a esa edad que vienen los nietos, y a veces los bisnietos a sentenciar a las
abuelas.
Aparece
la fatídica fecha de tu cumpleaños pasa de los “TA” largo.
Viene
la crisis de la media edad en que se define la toma de conciencia y la madurez
de que el tiempo pasa.
Mandan
a uno a cuidar el perro que te da terapia por los pies y salamea el cuerpo.
Aparece
la consciencia de la propia mortalidad.
El
control absoluto de algunos miembros de la familia.
Los
cuestionamientos de que no debes hacer tal o cual cosa.
También
te recuerdan de lo que dejaste de hacer en la juventud y ahora lo anhela.
Les
asignan tareas a la hora que debes acostarse y levantarte.
Hacer
y lo que no debes.
Sin
darse cuenta que a la adultez media le toca alcanzar un buen grado de
generatividad.
Ocuparse
de dejar tu legado a las siguientes generaciones, equilibrar el trabajo y la
diversión manteniendo un entusiasmo por la vida que aún quedaba por vivir.
Hoy
en día el término "mediana edad" es más confuso que en la época
pasada.
Y
hay familias tan complejas que permiten que hijos que pasan de los 30 años
viviendo en la casa paterna y materna.
La
persona de la vida mediana requiere tranquilidad, lo que implica seguridad.
A
partir de los 50 años es cuando las personas inician su trayectoria vital.
Como
en la crisis de la adolescencia, su consabido duelo por la infancia que se
deja atrás, ahora que pasa los 50 años, puede convertirse en la segunda pubertad,
que llevado bien puede ser la transición de la vida hasta que comience la
vejez.
Se
impone buscar sensaciones perdidas en que se les activa un malestar, la
inquietud que puede llevar a rupturas de costumbres, hábitats, lazos familiares
y hasta de pareja intentando volver a hallar sensaciones perdidas.
A
muchos les coge con buscar fantasías de omnipotencia, idealización y
control obsesivo a característicos de otras épocas.
A
uno le coge con vestirse como jovencitos recién salidos de "insti",
asumen conductas arriesgadas; se vuelven rebeldes, quieren cambiar de vida, se
apuntan a la lista de espera de los centros de estética, de gimnasio exprés.
Con
la edad afloran los divorcios por la presión conyugal frente a los deseos de
volar al estilo de una aves.
Al
pasar de los 50 años se impone tratar de buscar vivir una relación que devuelva
el vigor y haga recuperar la juventud,
aunque la carrocería esté dañándose.
Y
si es necesario hace una especie de metamorfosis como hacen algunos individuos
que se hacen el renacimiento del adolescente, aunque los propósitos sean
diferentes.
Quien
suscribe ya pasó de los 53 años.
Debe
hacerme sentir así mismo, en la que reconozco la época de juventud y la vida de
ser humano.
No
me hace falta tiempos pasados.
Me
aparto de gentes tóxicas.
Actúo
con serenidad.
No
me importa lo que opinen de mí los demás.
La
etapa del narcisismo exacerbado ha quedado atrás.
Dios
es dueño de mí.
La
consciencia, unión de mi cuerpo y mente hace que aumente el interés por vivir.
Fomento
el bienestar a los demás.
Y
me mantengo lejos de la sensación de inmortalidad de los jóvenes.
Mantengo
en alta la autoestima.
Porque
con los años vivido, dispongo capacidad para ver con perspectiva, no negocio la
honestidad, menos la tranquilidad, disfruto las aventuras de andar por donde hay
armonía.
Adopto
mejores decisiones; tengo capacidad reflexiva, sopeso claro los imponderables
de la vida.
Ando
mejor equipado para seguir avanzando, evito actitudes de huida de los cambios
que trae la edad.
Papanin
Bourdierd recuerda que son 53.
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