Los fiscales rastrearon alrededor de 575 mil euros en transferencias del Vaticano a la empresa fachada eslovena de Marogna, y después, gastos en artículos de lujo de alta gama.
El papa Francisco antes de morir dejó una carta rechazando Angelo Becciu candidato a la posición para dirigir el Vaticano
En sus estadísticas oficiales, el Vaticano señaló que Angello Becciu ya no era un elector en el cónclave.
A sus 76 años, Becciu está por debajo del límite de edad de 80 años y técnicamente es elegible para votar.
En 2021, los fiscales del Vaticano emitieron una acusación de 487 páginas imputando a Becciu y a otras nueve personas de numerosos delitos financieros, entre ellos, fraude, malversación, extorsión, corrupción, lavado de dinero y abuso de poder.
El asunto principal tuvo que ver con la inversión de 350 millones de euros de la Santa Sede en una propiedad de lujo en Londres.
Los fiscales alegan que corredores y monseñores del Vaticano estafaron a la Santa Sede con decenas de millones de euros en honorarios, comisiones, extorsionaron por 15 millones de euros para ceder el control de la propiedad.
La investigación de Londres generó dos tangentes que involucraron a Becciu, incluidas las acusaciones de Cerdeña.
Tras varios días de controversia sobre su participación en el cónclave, Becciu emitió un comunicado a través de su abogado, Fabio Viglione, renunciando a su participación.
“Teniendo en el corazón el bien de la iglesia, a la que he servido, seguiré sirviendo con fidelidad, amor, tengo talento para contribuir a la comunión y serenidad del cónclave, he decidido obedecer, a la voluntad del papa Francisco de no entrar en el cónclave, aunque sigo convencido de mi inocencia”, decía el comunicado.
No se sabe qué decían las cartas de Francisco.
Los fiscales lo acusaron de malversación porque envió 1,250 mil euros de dinero del Vaticano a una organización benéfica diocesana en Cerdeña que era dirigida por su hermano.
Becciu argumentó que el obispo local solicitó el dinero para una panadería que emplea a jóvenes en riesgo, que el dinero permaneció en las arcas diocesanas.
Becciu fue acusado de pagar a una mujer sarda, Cecilia Marogna, por sus servicios de inteligencia.
Becciu dijo que pensaba que el dinero se iba a usar para pagar a una empresa de seguridad británica para negociar la liberación de una monja colombiana que había sido secuestrada por militantes islámicos en Mali en 2017.
Becciu, Marogna y siete personas más fueron condenadas por cargos relacionados con finanzas, y todas ellas han presentado apelaciones.
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