Ayer fue el natalicio de Martin Luther King, defensor que agregaba valor a los derechos civiles siendo merecedor del Premio Nobel de la Paz.
Fue
el encargado de emprender una lucha pacífica para conseguir la igualdad de
derechos civiles de afroamericanos, su gran capacidad oratoria
lo convirtió en uno de los personajes más influyentes de aquel momento.
Al
recordar esta fecha, el presidente Biden advirtió que la democracia está en un
momento peligroso, señalando “vamos hacia la disyuntiva en que elegimos la democracia sobre la autocracia”.
Biden
señala esas opciones tienen lugar en circunstancias en que regímenes políticos
se mueven sobre la base de dos movimientos que se disputan el dominio.
El
movimiento autoritario, como el que protagonizan Trump y Bolsonaro en los Estados
Unidos y Brasil en el que se asume la ideología que justifica intereses de las oligarquías, bases
empresariales en las políticas públicas deben estimular ganancias de los
capitales, pese a la desigualdad, pobreza que provocan voracidad contra el
medio ambiente y los recursos naturales.
El
movimiento prodemocracia lucha contra las malas políticas autoritarias,
consecuencias visibles torpedeando y boicoteando los planes contra el combate
de la pobreza, a favor del medio ambiente, movilidad social de marginados, al
estilo de Luiz Inacio Lula y Chávez en Brasil y Venezuela.
La
debilidad del movimiento de las izquierdas democráticas ha sido su propensión a
la aplicación de los mecanismos de la corrupción, con el objetivo de acelerar
el proceso de movilidad social, dando origen a las nuevas clases gobernantes y
dominantes.
La
corrupción ha liquidado la moral y la ética de esos movimientos, deslegitimando
su valoración social.
En el
mundo la emergencia de autócratas, demócratas de derecha, izquierda, comparten
origen, doctrina económica neoliberal, políticas que provocan la necesidad de
empresarios que incursionan en carga ideológica en favor de las empresas por
encima del interés social.
Llegan
al colmo de provocar la necesidad de marginados y desiguales de emerger, a
través de los “negocios” que se promueven en el Estado, para por esa vía
ascender a las categorías de clase gobernante y dominante.
En
esa lucha dialéctica entre “autoritarios” y “demócratas” es que se va
desarrollando el proceso de vaciamiento de los valores, incluyendo los valores
asociados a la democracia, los cuales van perdiendo aceptación en la población,
favoreciendo a los autoritarios, autócratas y demócratas de izquierda, lo
distingue el presidente Biden y que los vemos en muchas partes del mundo.
Por
esas razones la superación de esa dialéctica tiene necesariamente que revaluar
la doctrina neoliberal y redefinir una estrategia para eliminar del capitalismo
las tendencias que lo hacen “salvaje” en contra de la civilización humana y de
la paz.
La vigencia de los populismos de izquierda y de derecha, con su carga antidemocrática, tiene que entenderse como productos directos de la vigencia y globalización de la economía neoliberal y su defensa extrema del “libre mercado”.
Ante esa vorágine se hace necesario una evaluación teórica-conceptual, al
tiempo de aplicar una profunda reforma al “capitalismo salvaje” y de su
economía neoliberal.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario