Por Marcelo Peralta
Higuey,
R.D.-La Conferencia del Episcopado Dominicano (CED), en su Carta Pastoral
titulada “La sinodalidad, camino de identidad eclesial”, señala el
individualismo como la raíz de muchos males de la sociedad que destruyen la
vida, al mismo tiempo subraya la ambición desmedida de riquezas como la fuente
que conduce a la explotación desproporcionada de los recursos naturales.
Un
documento fue emitido con motivo de la solemnidad de Nuestra Señora de la
Altagracia, los obispos explican que la sinodalidad “consiste en recrear y
dinamizar nuevos espacios que propicien el encuentro de comunión y
participación entre todos” los actores de la sociedad, entre ellos, la familia,
parroquia, vida consagrada, los movimientos apostólicos, comunidades y
diócesis.
Manifiestan
que una Iglesia sinodal asume los desafíos de cada persona y de cada época, así
como los gozos, esperanzas, tristezas y angustias de los “hombres de nuestro
tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren”, promoviendo la
honestidad, el diálogo, el amor, el respeto, la confianza, la justicia, la paz
y el cuidado de la casa común.
Ante
la pobreza espiritual del hombre moderno, los prelados invitan a “abandonar el
egoísmo y salir a ayudar otro, a pasar del individualismo que divide a la
comunión que unifica, a propiciar la creación de espacios para la participación
equitativa de los bienes económicos niveles de la sociedad, colaborando con las
autoridades, instituciones y personas en la búsqueda del bien común.”
En
ese orden, el Episcopado expresa personas son necesarias en la construcción de
un mundo más justo, humano y solidario, donde cada ser humano aporte desde el
lugar donde se encuentre.
“Es
el momento de restaurar la ética de la fraternidad y de la solidaridad”, donde
nadie debería ser descartado con acciones que atenten contra la vida.
Indican
que, al poner su oído y corazón en el pueblo dominicano pueden escuchar las
voces que claman por la solución de tantos males como la corrupción, la pobreza
extrema, la falta de oportunidades, la falta de empleos dignos, la
proliferación de la economía informal, la deficiencia en servicios de salud,
educación, agua, electricidad, transporte, el auge de la delincuencia, “en cuya
raíz encontramos diversos factores como un sistema socioeconómico excluyente,
la desintegración familiar, etc.”
En
este escenario, los obispos señalan el Plan Nacional de Pastoral como un
instrumento de la “Iglesia en salida” que busca responder al desafío de
promover “una evangelización nueva, misionera y planificada” que, partiendo de
la realidad, congrega a múltiples agentes de pastoral y movimientos apostólicos
entorno a unos propósitos comunes, “dando como resultado una Iglesia que vive e
intenta vivir la comunión y participación”.
SOBRE
LA CARTA PASTORAL
Es
uno de los documentos oficiales de la CED, donde los obispos se dirigen
especialmente a la feligresía católica, tocando un tema doctrinal, catequético,
pastoral y teológico.
Su
publicación se realiza en ocasión de la solemnidad de Nuestra Señora de la Altagracia,
protectora del pueblo dominicano, celebrada cada 21 de enero.
El
tema de este año surge a propósito del Sínodo de la Sinodalidad 2021-2024,
titulado: “Iglesia Sinodal: comunión, participación y misión”. Convocado por el
Papa Francisco, se trata de un tiempo de reflexión profunda sobre los nuevos
desafíos que presenta el mundo moderno y cómo la Iglesia puede responder a
ellos.
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