El calentamiento global estratosférico repentino no es el único evento climático que preocupa a los expertos por sus consecuencias directas e inmediatas.
Por
caso, el llamado “ciclón bomba”, una tormenta grande e intensa de
latitudes medias que tiene una presión baja en su centro, frentes
meteorológicos y una serie de condiciones climatológicas asociadas, es muy
frecuente en la costa este de Estados Unidos.
Los
ciclones que azotaron a Estados Unidos son, en cierto modo, producto del
contraste de temperaturas entre la tierra y el océano.
¿Por
qué sucede allí? Porque las tormentas en las latitudes medias -una zona templada
al norte de los trópicos que incluye todo el territorio continental del país
del norte- obtienen su energía de los grandes contrastes de temperatura.
A lo
largo de la costa este de Estados Unidos, durante el invierno, existe un
potente contraste térmico natural entre la tierra fría y la corriente cálida
del Golfo, según consignó la revista Time.
De
esta manera, se pueden observar desde ventiscas hasta fuertes tormentas
eléctricas y precipitaciones.
Este
fenómeno se convierte en una “bomba” cuando su presión central disminuye muy
rápidamente, al menos 24 milibares en 24 horas.
Dos
famosos meteorólogos, Fred Sanders y John Gyakum, dieron nombre a este patrón
en un estudio de 1980.
Cuando
un ciclón “bombardea”, o sufre una bombogénesis, esto nos indica que tiene
acceso a los ingredientes óptimos para fortalecerse, como altas cantidades de
calor, humedad y aire ascendente.
La
mayoría de los ciclones no se intensifican rápidamente de esta manera. Los
ciclones bomba ponen a los pronosticadores en alerta máxima, porque pueden
producir impactos dañinos significativos.
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