
Se casó a los 14 años y
ahora con 72 pasó de vivir en una pobre aldea africana a trabajar en uno de los
más renombrados hospitales de la capital, Addis Ababa.
Después de perder su bebé,
fue tratada por una fístula obstétrica, que es un padecimiento común en países
donde las mujeres embarazadas tienen escaso acceso a cuidados de salud.
Los dueños del hospital la
tomaron bajo su tutela, la enseñaron a curar a otros pacientes que sufrían de
la misma condición y la entrenaron
para desarrollar complejas cirugías.
Gashe le ganó un puesto en
la lista de las 100 mujeres más
influyentes en 2018 de la BBC obteniendo reconocimientos y premios
internacionales.
Tuvo complicación en su
parto y comenzó a sentir dolores que no parecían normales.
Cuatro días después de
haber entrado en trabajo de parto, el bebé no nacía.
“En ese punto se dieron
cuenta de que el bebé había muerto“
y ella quedó devastada por la noticia, pero lo peor estaba por comenzar.
Después del parto, el dolor
no desapareció y otros síntomas comenzaron a presentarse. La adolescente
incluso contempló el suicidio.
“Además de los dolores, también me era imposible
controlar en la vejiga y tampoco podía contener los deseos de defecar era
vergonzoso”.
Mamitu Gashe había
desarrollado una fístula
obstétrica, una condición que se puede presentar durante la salida del
bebé, cuando este queda atascado en el canal de parto.
Las fístulas obstétricas
son comunes entre aquellas mujeres que tuvieron un embarazo en el que el bebé
se atoró en el canal del parto.
Como causa, en la
mayoría de los casos los bebés mueren y las madres sufren severas heridas
internas e incontinencia.
Aunque las fístulas pueden
ser reparadas mediante cirugía, en lugares donde las personas tienen acceso
restringido a los cuidados de salud, las consecuencias de esta condición pueden ser devastadoras para las mujeres.
Pueden orinarse y
defecarse, lo que las lleva a sufrir una pobre calidad de vida, así como
humillaciones y hasta la posibilidad de ser expulsadas de sus comunidades.
Aprendiendo
a operar.
Gashe fue llevada al
hospital Princess Tsehai, localizado en Addis Ababa.
Allí trabajaban dos
reconocidos especialistas en cirugía de fístula, los doctores Reg y Catherine
Hamlin.
“En cuanto llegué me trataron con compasión y
comencé a sentirme mejor”, recuerda.
Mamitu Gashe junto a uno de
sus mentores, la doctora Catherine Hamlin.
Recuperarse del todo le
tardó dos años.
Para entonces los doctores le habían tomado cariño a la joven,
al observar su humildad y disponibilidad para ayudar a otros.
Cuando estuvo recuperada
por completo, Gashe comenzó a hacer pequeñas tareas en el hospital.
“Hacía las camas, doblaba
las sábanas y cosas así.
Luego continué haciendo
cosas por los pacientes de la misma manera en que me ayudaron cuando yo
llegué”.
Eventualmente el doctor Reg
notó su interés en aprender cómo funcionaba el hospital.
así que la llevó al salón de operaciones para
que observara cómo se hacían los tratamientos.
“Primero me daba pequeñas
tareas para completar.
Él hacía la mayor parte de la cirugía y yo la
completaba.
Gradualmente fui haciendo más y más para entrenarme”.
Gashe comenzó cosiendo
heridas al final de las operaciones y luego pasó a hacer las incisiones
iniciales.
Luego de algún tiempo, fue capaz
de completar las cirugías por sí misma.
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