
JARABACOA, R.D.- Sus primeros habitantes fueron los
indígenas.

Lo bautizaron como Jarabacoa que en su lengua
significa "lugar donde fluye el agua".

Vivieron a orillas de los ríos Yaque del Norte,
Jimenoa, Baiguate y Guanajuma.

Este Municipio pertenece a la Provincia La Vega en
el Cibao Central.
Por su ambiente, es llamado el pueblo donde siempre
es “Primavera”.

En el pasado fue un Municipio paradisíaco.
Sus atracciones llevaron a personas adineradas a
construir villas para el descanso.
Era una reserva envidiable de políticos,
empresarios, turistas, religiosos, pasados presidentes de la República,
sacerdotes de renombre que vivieron y murieron allí.
Este hermoso lugar, es el mayor productor de flores
y vegetales.
Existen cerca cinco mil villas.
Atraía inversionistas y personas de edades avanzadas
paras el “remanso”.
En la actualidad ha desaparecido la paz.
El poblado ha sido fragmentado por la intranquilidad
y la audacia.
Jóvenes de otras ciudades y culturas han venido a
imponer sus hábitos el uso de potentes equipos de sonidos usados de vehículos,
casas y negocios.
Ante este cuadro, ya Jarabacoa no es un municipio “vivible”.
Los habitantes son hostigados por la guerra de los
escándalos.
El personal del Ministerio de Medio
Ambiente debía darse una mirada por este lugar para que imponga su resiliencia.
Es
la única esperanza de que se pueda devolver la paz que antes caracterizó a
Jarabacoa.
Algunos
dueños de villas analizan evaluaciones para venderlas y mudarse a otros lugares
en donde haya respeto.
Vivir
en este Municipio, era para muchas personas apasionante.
Había
claridad, sosiego, disfrute para el confort, leer libros, escribir, adecuado a
aquellas personas estresados de los afanes
cotidianos.
A
Jarabacoa, iban personajes importantes a desbordar los sentires.
Otras,
en cambio, iban a analizar sus laburos, tratar de borrar el estrés; percibir el
silencio, alejarse de la bulla citadina, escuchar el cantar de las aves.
No
obstante, la audacia se ha adueñado de la debilidad institucional hace que existan muy pocas entidades que puedan
considerarse legitimadas para tender puentes entre las distintas actitudes.
Existe la sensación de que en Jarabacoa el ambiente
ha sido dañado.
Juan Ulises Jiménez, dueño de una villa dice que en
los actuales momentos la situación allí es difícil, debido a que no hay
tranquilidad.
Siempre y acogiendo la opinión de Jiménez los grupos
sociales es reticente a colaborar para disminuir los escándalos.
No obstante, admite que hay síntomas de una atomización
creado por los grupos que hacen escándalos que quebranta la paz colectiva.
La ineficacia de quienes tienen el deber de combatir
este flagelo representa una enorme debilidad institucional.
Para Jiménez, esa debilidad, unida al desorden
genera mucha tristeza entre quienes han invertido sus recursos allí.
Estar en esos lugares de tanto tumultos, reseña Jiménez
impide que las personas puedan hablar, conciliar el sueño y quebranta la paz y
armonía.
Al decir de Jiménez es algo social que resulta perjudicial
para el que va a descansar.
A su entender, la ausencia de autoridades deja un
vacío que se convierte en campo fértil para que florezca el desorden.
Si se quiere revertir esta situación, se impone accionar
a fin de devolverle el rol ético de obrar en la sociedad para el bien común.
Propone el uso de una pedagogía de la ciudadanía liderada
por el Ministerio de Medio Ambiente conscientes de sus deberes.
Implica un relevo que se perciba solidez en el
respeto mutuo.
Y que se imponga el debido respeto y un ambiente
adecuado para todos.
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