Santiago, R.D.- Se cumple 56 años intervención y masacre humana cometida por Unidos en la
República Dominicana en el 1965.
El propósito era, supuesto,
evitar que se instalara “una segunda Cuba,” con el gobierno de Juan Bosch instalado
en 1963 y derrocado 7 meses después mediante un golpe de Estado.
Este hecho fue fraguado por
sectores poderosos de República Dominicana quienes presionaron al de Estados
Unidos de entonces Lyndon B. Johnson.
Las presiones de entidades,
entre ellas de poder económico, político y religiosos fueron más allá de los hechos objetivos al
especular sobre la posibilidad de que los comunistas se hicieran cargo del
poder en República Dominicana, ya que Juan Bosch vivió, se casó y formó en Cuba
el Partido Revolucionario Dominicano.
Evidenciado quedó demostrado
la falacia de que el imperativo de evitar esa segunda Cuba distorsionaba su
capacidad de reunir información veraz y analizarla.
Los poderosos orquestadores
de malograr el gobierno de Juan Bosch celebraron
en Washington el alegado éxito de la segunda intervención en República
Dominicana cuando lo hicieron por primera vez en el año 1916 hasta 1924.
Pero, los planificadores de
la masacre humana, social, económica y moral del año 1965 no analizaron los millares
de personas que murieron en el país.
Por sus ambiciones, tampoco
midieron los atropellos ciudadanos, las consecuencias que se derivaron, los
niveles de violencia generados después de esa intervención, los miles de
jóvenes asesinados, encarcelados y desterrados que devenido de esa guerra.
Tras asesinar a miles de
dominicanos, el país quedó en manos de foráneos y los ciudadanos nativos no
tenían derecho ni siquiera a caminar con libertad por las calles.
No tenían derecho a exigir
controla del dinero que pagaban de impuestos, para exigir obras.
Las envenenadas botas de los gringos
y lacayos intoxicaron el país.
Para luego, instaurar un
régimen asesino que duró 12 años masacrando, asesinando, deportando, encarcelando
a ciudadanos solo por exponer sus ideas.
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