Por Marcelo Peralta
Santiago, R.D.- Hace hoy miércoles 56 años que la
República Dominicana “sangró”, cuando el gobierno de Estados Unidos pretendió
crear un clima de intimidación creyendo reducir las hostilidades de la Guerra
del año 1965 y mandó millares de militares a masacrar a un pueblo que pedir restituir
al presidente Juan Bosch.
Francisco Alberto Caamaño Deñó
y el pueblo enfrentaron a la poderosa élite de la oligarquía dominicana, la
jerarquía católica, descontentos con las medidas tomadas por el nuevo gobierno
de Bosch, ejecutaron el golpe de estado del 25 de septiembre de 1963, que
desembocó en una guerra civil.
Caamaño Deñó, sus colabores,
el pueblo junto a miembros de los institutos armados con tanques, cañones, en
decisiones sin retroceso enfrentaron a los poderosos de República Dominicana
que se enquistaron en sectores “negros” y a Estados Unidos para matar a sus
hermanos.
Los dominicanos a base de “coraje” enfrentaron a militares
de Estados Unidos y el mundo, enviados a masacrar a un país que anhelaba tener
el retorno en el poder del presidente Juan Bosch derrocado por sectores al
servicio de los sectores más oscuros del país, entre ellos ricos, religiosos y
miliares. “Coincidencia: miércoles 28 de abril del año 1965. Miércoles 28 de
abril del año 2021. Hace 56 años de la intervención genocida de Estados Unidos
a República Dominicana”.
El día 24 de abril del año 1965, Estados Unidos había
enviado millares de norteamericanos armados mediante desembarco por diversos
puntos del país a sumarse a las tropas que ya estaban matando a inocentes y
luchadores dominicanos por tener un gobierno democrático.
Esta era la segunda ocupación abrupta del
gobierno estadounidense a la República Dominicana, cuando ya lo había hecho desde
el año 1916 al 1924, luego de haber ocupado a Había.
Esta determinación militar duró un año desde 1965 que terminó en septiembre de 1966, cuando se retiró la primera brigada de la 82 División Aerotransportada, último remanente de la unidad estadounidense en el país.
Las exigencias de un período de inestabilidad
política tras la salida del poder del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina,
después de tres décadas masacrando un país.
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