Teniente Amado García tenía experiencia militar, vendió cara su vida.
Desde su
refugio, la casa de un familiar en las cercanías de donde estaba en ese
entonces La Voz Dominicana, hoy Radiotelevisión Dominicana, el 2 de junio
recibió a tiro limpio a sus verdugos.
Juan Tomás Díaz
y Antonio de la Maza deambulaban por Santo Domingo varios días hasta que el 4
de junio fueron descubiertos por una patrulla del Servicio de Inteligencia
Militar (SIM) en las inmediaciones del parque Independencia.
Una tarja
en el inicio de la avenida Bolívar señala el lugar donde se batieron
valientemente contra enemigos superiores en número y armamento.
Antonio
Imbert Barreras y Luis Amiama Tió hallaron lugar seguro hasta
que abandonaron el país los remanentes de la dictadura, meses después.
Escaparon
milagrosamente pese a que el SIM (Servicio de Inteligencia Militar) y las
fuerzas represivas realizaron operativos de seguridad en su búsqueda por donde
estaban escondidos.
Asesinato en
la Hacienda María
El 18 de
noviembre de 1961 fueron torturados y abatidos en la Hacienda María, el
lugar al que se dirigía Trujillo cuando cayó fulminado por balas, varios de sus
ajusticiadores: Pedro Livio Cedeño, Salvador Estrella Sadhalá, Huáscar Tejeda
Pimentel, Roberto Pastoriza Néret, Luis Manuel Cáceres Michel y Modesto Díaz
Quezada.
La noche del magnicidio
La suerte
de los héroes quedó truncada desde el momento de tiranicidio, ocurrido el 30
de mayo de 1961, cuando transitaba, en solitario, por la avenida George
Washington (hoy avenida 30 de mayo), en su Sedán «Chevrolet», sin
escoltas, acompañado de su chofer en dirección a San Cristóbal. Iba a
encontrarse con una amante e, inusualmente, no iba con escoltas.
El atentado contó con la participación directa de un grupo de jóvenes: Antonio de la Maza, Antonio Imbert Barreras, Huáscar Tejeda Pimentel, Juan Tomás Díaz, Luis Amiama Tió, Luis Manuel Cáceres Michel, Miguel Ángel Báez Díaz, Modesto Díaz, Pedro Livio Cedeño, Roberto Pastoriza y Salvador Estrella Sadhalá.
El
historiador Juan Daniel Balcácer recuerda que en el escenario
quedaron evidencias de quienes eran los que actuaron: «El hecho de que el
chofer Zacarías de la Cruz quedara vivo, y que una pistola y un vehículo
propiedad de los héroes que fueron encontrados en el escenario del hecho
posibilitó que fueran identificados, y se desatara la persecución y el
asesinato de la mayoría de ellos», una responsabilidad que, dijo, asumió el
hijo del dictador, Ramfis Trujillo.
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