Las elecciones del 19 de mayo no trajeron grandes sorpresas,
lo primero es que ganó el candidato presidencial previsto, Luis Abinader; y
quedaron en segunda y tercera posición aquellos que fueron vaticinados por
esta columna y todas las encuestas, a
excepción de las de ellos mismo. Me refiero a Leonel Fernández y Abel Martínez.
Para encontrar las sorpresas hay que escudriñar, así, puedo
decirles que no es sorpresa, pero quizá lo sea, que el Partido Revolucionario
Moderno ganara 29 de 32 escaños con los que cuenta el Senado. Como no debe
sorprender que el senador Félix Bautista, esta vez del PLD verde, ganara en su
provincia, San Juan.
Lo que sí sorprende es
que mientras los senadores perremeístas electos alcanzaron hasta 72.9 por
ciento, como Franklin Romero en la provincia Duarte, el candidato del Distrito
Nacional, Guillermo Moreno, de sobradas condiciones para el cargo, quedara por
debajo de 50 por ciento, vencido por un político bisoño.
El PRM obtuvo una mayoría en la Cámara de Diputados no vista
en la historia de nuestra democracia. Ganó 142 posiciones de las 190 que
componen ese órgano del Poder Legislativo. Algo paradójico es que habiendo ese
partido ganado 13 de las 18 curules del Distrito Nacional en la Cámara Baja,
haya perdido la senaduría.
Verdes y morados denunciaron, el día de las elecciones, que estaban
comprando votos. La compra y la venta guardan estrecha correspondencia, una no se da
sin la otra. Quien se torne imaginativo como los líderes de uno y otro PLD,
puede presumir que a algunos votantes perremeístas del DN les compraron sus
votos.
No es sorpresa la desilusión que agobia a muchos seguidores
del doctor Fernández, pues ellos compraron la ilusión de una segunda vuelta
electoral en la que el candidato de Fuerza del Pueblo, apoyado por sus enemigos
los danilistas, se coronaría en la justa electoral. Todo se derrumbó y no
sorprende el llanto.
Tampoco causa extrañeza, y debería causar, el crecimiento de
esa organización con relación a la votación obtenida en 2020 (8.9 %). El
incremento se aproxima a un 300 por ciento, ya que ha sido favorecido con el 28
por ciento de los votos válidos, gracias a la succión simpatizantes de sus aliados
morados.
A nadie deja de sorprender la posición obtenida por el
candidato Roque Espaillat (1.46 %), cuarto lugar. Este señor, salido de la nada,
bajo la sombra del funesto apellido Trujillo e identificado por el mote El Cobrador, superó a partidos
que tienen mayor bagaje. Hay más
observaciones, pero quedarán para el próximo viernes.
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