Por Néstor Estévez.
Muchísimos estudiosos han tratado el tema de las relaciones humanas y de ciertas características que han sido tomadas como punto de partida para recomendar algunas técnicas que ayudan a influir en las personas.
Hay quienes hablan de las neuronas espejo, de técnicas vinculadas a la oratoria o la comunicación no verbal. Incluso, hay quien plantea que los seres humanos nos convertimos en el promedio de las cinco personas con las que más interactuamos.
Pero nuestro saber popular parece que tiene todo eso bastante claro desde hace muchísimo tiempo. “Dime con quién andas, y te diré quién eres” es una especie de resumen de todos esos tratados sobre el papel de la influencia en las personas.
El tema viene a colación porque recientemente se ha puesto en la palestra cierto debate sobre la influencia de dos personas muy conocidas en nuestro país. Por redes sociales me enteré de que se discutía quién influía más, entre Juan Luis Guerra y El Alfa.
Conocedor de mis limitaciones en relación con el tema, me apoyé en algunos de mis estudiantes para que me colaboraran en el propósito de completar una lista de composiciones de ambos. A la luz de “por sus hechos los conoceréis”, se inició un proceso para documentar los posibles alegatos de cada una de las partes involucradas en la discusión.
Los hallazgos alcanzan para escribir mucho. Por
asunto de espacio, solo citaré tres muestras:
“Tengo un Dios admirado en
los cielos
que me libra de mal y
temores
es mi roca y mi gran
fortaleza
y me colma con sus
bendiciones”.
“Socio mejor no te
equivoque
Tengo los tígueres
setia'os en el bloque
Esperando que tú te me
aloque
Para darle' un toque”.
'Tamo activo' (yeh), con
preservativo' (oh)
Tú na' má' me da la lu' y
lo' tíguere' lo' activo (prr)
Lo que yo tengo fue
suda'o, no e' de grati' (yah)
De un Suzuki pasamo' pa'
un Bugatti”.
“Dime si me va' a querer
soy hombre de poco hablar,
Consuelo
no tengo na' que ofrecer
un conuco, un gallo y un
lucero
y la luz de la mañana
que entra por mi ventana,
cielo
y los ríos y la montaña
y el viento que peina tu
pelo
yo quisiera ofrecerte el
mundo y no puedo”.
para tocar mi nariz en tu
pecera
y hacer burbujas de amor
por donde quiera
¡oh! pasar la noche en
vela
mojado en ti”.
Tú no ve’ que yo la tengo
en play, como es (como es)
Si tú quiere cuarto’
lléname de Moët
y pégate pa’ la pared que
quiero darte como es”.
Confieso que, por atender otras prioridades, desconozco si el debate sobre quién influye más terminó con algunas cifras esclarecedoras, si ya fue sustituido por otro o cuándo lo tendremos de nuevo en la palestra.
Pero independientemente de todos los “influencers” y hasta de “enciclopedias andantes” que podamos encontrar por ahí, ya el saber popular ha dictaminado que, dependiendo de quién la influya más, queda bien claro el destino de una sociedad.
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