El drama de los haitianos y sus ataques a República Dominicana. En Dajabón creen que fantasma del canal de riego que construye Haití en el Río Masacre debido a presiones por la verja ciclónica en la frontera que busca reducir el contrabando.
Dajabón, R.D.- La plasmación del gobierno de
Haití que desafía, presiona, amenazas construyendo un canal de riego para extraer
agua del Río Masacre que nace en República Dominicana para debilitar a
productores agrícola de Dajabón, podría ser por regresaría a la verja ciclónica
fronteriza que busca disminuir los contrabandos.
Esos organismos, desatan hostigamiento a nivel
mundial contra la República Dominicana, persiguen a sus habitantes, los insultos, “alteran
los ánimos, afectan el desarrollo de la vida cotidiana”, también de los sujetos
pasivos y en la san a convivencia de las sociedades.
Sobre ese particular, ganaderos, agricultores, amas de casa, jóvenes, adultos, imploran al presidente haitiano Jovene Moises ordenó hacer excavaciones para desviar las aguas del Río Masacre.
Pero, lo que productores
agrícolas de Dajabón interpretan que son “presiones psicológicas” con el propósito de
que se desista la construcción de la verja perimetral que busca controlar
trasiego de drogas, vehículos, ganados, bebidas alcohólicas, cigarrillos, trata
de humanos, que se cuelan por esas zonas hacia República Dominicana.
Tras un recorrido por barrios, centros
urbanos, negocios, paradas de guaguas, estaciones de combustibles, hoteles,
restaurantes, el mercado binacional, zonas rurales de Dajabón, existen expresiones,
actitudes frecuentes de intercambiar mercancías con los haitianos, observan que
se están tratando de crear cuestión disímil entre las dos naciones.
Desde que el gobierno de Luis Abinader anunció que protegería la zona limítrofe con Haití, moradores advierten la planificación de acciones orquestadas para bloquear que la verja concluya.
Citan en la frontera hay acosadores que
presionan a los dominicanos, buscan alterar la armonía, causar y erosionar la
vida cotidiana, afectar las relaciones bilaterales, beneficiarse las posibles
pugnas entre las dos naciones buscando “provecho personales y grupales”.
Ese es el criterio que prevalece agricultores
fronterizos dominicanos, quienes exhortan al presidente Luis Abinader dejarse
de “paños tibios”, que se pronuncie, haga saber a Haití el derecho que tiene República
Dominicana de regular cuestiones binacionales; que los ríos Masacre y
Artibonito que llevan agua a Haití nacen en el lado español.
Opinan que Luis Abinader en su condición de
presidente y Roberto Álvarez tienen ya que definir esa cuestión de las
presiones locales, haitianas y quienes las han extendido a nivel internacional,
que República Dominicana es una nación soberana y que acoge millares de haitianos
indocumentados.
También que de la
parte española, La sociedad no responde con agresiones ni violencia verbales,
tampoco físicas como las que hacen los haitianos dentro y fuera del país; que
no actúan con intolerancia, sino que a pesar de las agresiones recibidas, actitudes
inhabituales, indolencia en las formas expresivas, comportamiento,
provocaciones, que lo que siempre responde con solidaridad y humanidad.
Recuerdan las actuaciones
en los tiempos de dificultades que afectan a Haití, los primeros que llegan allí
son los dominicanos, que dejan sus trabajos, sillas en los centros educativos,
camas en los hospitales, medicinas, alimentos para facilitarlos a los haitianos,
actuando con los niveles de presidir la actuación del ser humano.
Haití tiene agencias de noticias que generan reacciones que se alteran la verdad, actúan atacando, distorsionan los hechos, piensan que debían los dominicanos ponerse se rodillas.
Además, venden a nivel internacional que los haitianos tienen derecho a todo;
convertir sus amenazas en patrones de
conducta, asumir actitudes dictatoriales que ellos critican de otros.
Hay medios de
informaciones equivocarnos que al recibir beneficios colaterales colocan a los
dominicanos como los culpables, implementan líneas de inconducta; ejerce intolerancia, exigen de manera errónea a defensores
internacionales que reciben beneficios de organismos “pagados” para detractar, contrario
a las posiciones que asumen.
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