Por: Ramón Antonio Veras.
I.- La COVID-19, y el
proceder de las personas
1.- Una contingencia incide en un medio social y crea en amplios sectores
de la comunidad humana un estado de asombro. Al sorprenderse, el
individuo queda anonadado, con la boca abierta porque algo le llegó
de improviso.
2.- Si lugar a dudas, los efectos de la COVID-19, han dejado a la humanidad
sin saber qué hacer y también, de sopetón se han
presentado sus consecuencias. Pero lo súbito de un suceso no impide a los
integrantes de la sociedad saber cómo actuar.
3.- La forma de una persona conducirse en un momento dado sirve
para saber de qué pasta está hecha; su formación y estructura mental; así como
el sentir espiritual que la impulsa a reaccionar de una u otra forma ante un
hecho que ocurre en su presencia o alrededores.
4.- Los modales nos enseñan a las personas con las que estamos
compartiendo; y sus principios las identifican como buenas o malas.
Los ademanes mandan un mensaje para que el interlocutor sea tomado en
cuenta para las cosas que son de utilidad para el medio donde vive.
5.- La COVID-19, con sus acciones dañosas ha hecho posible
conocer al ser humano valioso, porque con sus actuaciones revela que es de un
proceder ajustado a lo humano. Allí donde se requiere la solidaridad está
presente aquel que enseña la comprensión haciendo causa común con el
que se hace merecedor de apoyo desinteresado.
6.- En determinado
período de la vida política y social de los pueblos, ocurren hechos
que permiten establecer comparaciones en la conducta humana. La COVID-19, ha
hecho posible hacer un parangón entre las mujeres y los hombres con sentido de
cooperación para resolver dificultades sin importar quién
sea el afectado, y aquellos inclinados a ser indiferentes a lo que afecta a los
demás.
7.- El obrar define a la persona física, porque deja ver si está hecha para
ejecutar atendiendo a nobles sentimientos o, si por el contrario, solo sirve
para moverse por sentimientos mezquinos. La presencia de la
COVID-19, nos ha enseñado que son muchos los coterráneos que actúan atendiendo
a lo que les aporta beneficios materiales para sí o los suyos.
8.- El medio hace posible tener en cuenta la calidad humana de las personas
con las cuales compartimos. La COVID-19, ha permitido saber que en nuestro país
abundan aquellos que con su accionar enseñan que están ausentes de
esplendidez, porque les domina el egoísmo.
9.- En los momentos de desgracia de los pueblos es cuando se
conoce el actuar bueno o malo de sus mujeres y hombres. La COVID-19, que
representa un contratiempo para la humanidad, ha puesto
al descubierto quiénes están formados para lastimar y perturbar en
cualquier lugar donde hacen acto de presencia.
10.- Lo ideal sería que nuestro país
esté integrado por personas formadas para aportar en provecho de la sociedad.
Aquellos que se elevan para contribuir, esos son los necesarios y merecen larga
vida. La contribución de uno sirve para que muchos satisfagan sus necesidades;
una sola cuota es buena si resuelve para aquellos que tienen necesidades y
ahora no pueden satisfacerlas.
II.- Ante la COVID-19, sacar lo bueno que tiene el ser humano.
11.- Si la COVID-19, llegó para angustiarnos, debemos ponernos
sobre ella para con nuestras buenas actuaciones motivar alegría.
Ante el malestar que causa la pandemia, es nuestro deber accionar positivamente
para traer felicidad y sosiego.
12.- Debemos demostrar que las mujeres y los hombres de bien están
para ejecutar todo lo que significa prosperidad, bonanza y progreso
en general. Hay que luchar para tener un país afortunado donde no esté presente
la desigualdad y para lo que es pueblo dominicano se
sienta bienaventurado, muy feliz.
13.- Con las firmes convicciones de los mejores hombres y mujeres del país,
vamos a salir adelante, porque no nos vamos a dar por
vencidos; jamás rendirnos; no ceder, ni
claudicar; en ningún momento desistir.
14.- Los malos momentos que está pasando nuestro pueblo por la
COVID-19, los vamos a revertir; a darle la vuelta a la situación actual de
pesares, para convertirla en alegre. Debemos confiar en las
potencialidades y ejecutorias humanas que siempre han practicado
nuestros connacionales.
15.- La pesadilla, la congoja que a diario exhibe la
COVID-19, debemos transformarla en plena tranquilidad, en la paz interior que
queremos y merecemos. La vida normal hay que recobrarla para encontrarnos de
nuevo con lo bueno, con lo que es virtuoso y acogedor. El modo de vida perezoso
que nos ha traído el virus hay que eliminarlo de nuestra
mente, para que su lugar lo ocupe la alegría y los bonitos pensamientos.
16.- Se hace necesario que nuestro pueblo humilde y de sano
proceder, abrace lo que sea felicidad, afortunado y venturoso, para
olvidar la COVID-19, manifestado en lo funesto, fatídico, y
en general lo calamitoso. La situación que ha creado en nuestro
cerebro la pandemia, caracterizada en furia, hay que modificarla para lograr la
calma espiritual reflejándola en la mansedumbre.
17.- Los dominicanos y las dominicanas de sanos sentimientos estamos en el
deber de preocuparnos para disfrutar de un ambiente bonito; que motive gracia;
para olvidar lo que trajo la COVID-19, que no ha sido otra cosa que
lo cochambroso, tenebroso, fúnebre y sombrío. Es cuestión de pensar que un
medio para habitar será para nosotros mejor, apacible y
hospitalario.
18.- Mientras se mantenga presente la COVID-19, cada día que
transcurra debemos pensar que será el último, porque solo así demostramos que
estamos formados para un nuevo amanecer que de seguro ha de llegar,
y lo vamos a recibir positivos e ilusionados; llenos de entusiasmo y rebozados
de optimismo; probando así que la COVID-19, no cambió nuestro sentir
de pueblo idealista acondicionado para triunfar y vencer todas las
adversidades.
19.- Al pueblo dominicano en diferentes ocasiones, lo ha
sorprendido y golpeado la desgracia, como ahora la COVID-19, y otras
tantas veces ha sabido convertir el infortunio en dicha. Todos aquellos que
confiamos en la potencialidad y determinación de los
hombres y las mujeres del pueblo, que están hechos para luchar y
triunfar, sabemos que se va a imponer nuestra firme voluntad de erradicar el
virus y superar las negativas consecuencias que trajo dentro de sus
objetivos dañarnos y matarnos.
20.- Por muy destructora que sea la COVID-19, la vamos a sacar de nuestro
medio social, como en distintas etapas hemos sabido salir airosos. Lo
perjudicial del virus, los momentos aciagos que estamos pasando con la
pandemia, serán convertidos en euforia, alegría de vivir y esperanza en lo
productivo.
21.- Cuando los pueblos pasan por
momentos de dificultad, como en la ocasión con la COVID-19, las ciudadanas y
los ciudadanos deben apoderarse de la idea que la solidaridad es la más alta
expresión de sensibilidad que debe ser puesta
de manifiesto.
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