
Santiago,
R.D.- Su valor artístico, histórico y arqueológico ha sido preponderante y
símbolo de los habitantes del Primer Santiago del Nuevo Mundo.

Hasta
sus enclavados núcleos han venido personalidades de todo el mundo.
Fue
en el año 1790 que se utilizó en Francia el uso de la palabra monumento para
hacer obras que honren a patriotas y acontecimientos históricos.
Ha
sido el revolucionario francés Millín de
Grandmaison cuando nombró con esa palabra la Bastilla durante una sesión en la
Asamblea Nacional Constituyente, cuando se autorizó demoler la vieja
estructura.

Desde
ahí es que se usa esta denominación la que se generalizó hasta llegar a tener
categoría jurídica entre los siglos XIX y principios del XX.
En
el siglo XX, ante la regulación internacional de lo que se considera el
patrimonio histórico, se ha extendido el significado de monumento también
al ámbito de la naturaleza.
Aplica
a aquellos lugares naturales que además de ser admirados, recordados, deben ser
protegidos debido a su valor originario y ecológico.
Para
la Religión Católica, es el altar adornado con flores y luces en el cual se
expone la segunda hostia consagrada el Jueves hasta el Viernes Santo en el cual
será consumida.

En
cuanto al Monumento a los Héroes de la Restauración construido en Santiago para
honrar los 100 años de la salida abrupta de los
invasores haitianos en el año 1844.
La majestuosa obra
fue levantada en 8 meses por órdenes del general Rafael Leónidas Trujillo
Molina el que en principio se llamaría “Monumento a la Paz de Trujillo”.
Tiene una altura de 70 metros que estuvo
bajo la supervisión de la gobernadora de Santiago entonces Isabel Mayer.

Esta
inigualable y única en su género en el mundo fue diseñado por el arquitecto
Henry Gazón Bona.
En
su interior hay murales conmemorativos del famoso pintor español Vela Zanetti,
y una escalera con 365 peldaños que llega hasta el tope.
Su ornamentación está
constituida por una serie de cornisas de artesón, en armonía con toda la obra
completándose el conjunto con elegantes columnas estilo jónico con pisos y
zócalos de mármol, además de las famosas lámparas de cristal de Roca.
Los Coches:
Una
de las más hermosas tradiciones de Santiago conservada hasta ahora, los coches
tirados de caballos; antes, importante medio de transporte.
Ubicados
en los parques Juan Pablo Duarte; Cristóbal Colón y el Monumental Nacional Héroes
de la Restauración frente al Gran Teatro del Cibao.
Otras de las
bellezas, reliquias y museos de Arte Folclórico como el Tomás Morel:
Lugar
para admirar artículos relacionados con el Folclore y aspectos cotidianos de la
vida del hogar de Santiago de la época colonial hasta 1960.
Contiene
una colección de máscaras de lechones, representación del carnaval
santiaguense.
Está
situado en la calle Restauración.
Otro
es el Centro
de la Cultura de Santiago donde se dan cita las manifestaciones
culturales y actividades relacionadas con las bellas artes.
Existen
en este centro cultural exposiciones de pinturas, esculturas; presentaciones de
teatro, ballet, conciertos, entre otros.
Funciona
como centro de enseñanza de arte, en sus diferentes manifestaciones, el que está
situado en la calle El Sol esquina Benito Monción.
Gran Teatro del
Cibao en que presentan
espectáculos de artistas nacionales e internacionales.
Comprende
dos salas: “La Restauración” y “Julio Alberto Hernández”.
Recubierto
en mármol travertino, encierra el más avanzado sistema teatral, el piso es de
mármol belga, con cuatro formidables esculturas de la autoría del eximio
escultor español Don Juan Avalo, que son
de “López de Vega y Carpio”, “Calderón de la Barca”, “Fray de León” y “Sor
Juana Inés de la Cruz”.
Las
paredes están talladas en hermosa caoba nacional.
Centro Cultural
Eduardo León Jiménez:
En
1964 se realizó el primer Concurso de Arte Eduardo León Jimenes con la doble
intención de impulsar el desarrollo de las artes visuales y estimular la
creatividad en las nuevas generaciones de artistas.
En el discurso inaugural cuando
Don Eduardo León Asensio anticipó que, al cabo de los años, se tendría una
importante colección de artes visuales que iba a demandar la creación de una
institución para exponerla de manera permanente.
Esta
predicción se convirtió en realidad en 1999 cuando la Fundación Eduardo León
Jimenes, presidida por Don José A. León Asensio, inició los trabajos
preparatorios para la construcción del Centro Cultural Eduardo León Jimenes.
Inmediatamente se comenzaron a recibir donaciones espontáneas, préstamos,
cesiones y adquisiciones de importantes colecciones artísticas, arqueológicas,
etnológicas y bibliográficas, todas relacionadas con temas propios de la
cultura dominicana.
Para organizar estas valiosas colecciones y sus formas de manejo y
disposición al público, fueron contratados los servicios de Consultores y
Asesores Profesionales, con su dirección ejecutiva.
Junto a un equipo de
especialistas en diversas áreas, ambas firmas propusieron una original visión
institucional para integrar las colecciones a la documentación científica y a
la producción de proyectos y servicios culturales.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario