Rafael Peralta Romero.
RAFAEL
PERALTA ROMERO
rafaelperaltar@gmail.com
Llegaron los danilistas por un lado y
los leonelistas por otro. Era la esperada reunión del comité central del
Partido de la Liberación Dominicana. El auditorio, incluso el interno, esperaba una
pelea de al menos doce asaltos,
pero todo terminó por un simple nocaut. Los analistas dicen que hubo aplazamiento
de la pelea.
En principio, los seguidores de Leonel
Fernández renegaban de sentarse al lado de los de Danilo Medina, y viceversa.
Recelaban entre sí. Medina es el
presidente de la República, quien al parecer quiere seguir en el puesto
a contracorriente. Fernández es el presidente del PLD, ha ocupado tres veces el trono presidencial y
apetece un cuarto turno.
Los convocados al encuentro disimulaban
la crispación de ánimos que los
atravesaba. Ninguno -o muy pocos- estaba informado de lo que se
había cocinado previamente. Ninguno imaginaba que asistieron allí como si
fueran sujetos insignificantes. No se exigía dejar la cabeza a la entrada del
salón, pero todo sucedió como si así se hubiera dictaminado.
Ni siquiera los 35 miembros de la poderosa corporación
denominada comité político podían estar enterados de aquella subrepticia
jugada. Quizá cinco de ellos utilizaron
su cabeza para la preparación de la estrategia salvadora, de los demás solo se requería el brazo
derecho para levantar en señal de
aprobación.
Los rostros adustos de la llegada se
tornaron risueños. La estrategia había triunfado, cuánta sensatez, se proclamaba desde cada rincón de la ostentosa casa
nacional peledeísta. La decisión ha dado suficiente tela para cortar y cada
sector de la sociedad dominicana se confecciona una respuesta a su medida.
Ahora se ha llamado farsa (teatro) a lo
pactado por los líderes del PLD. Lo que
tiene de realismo la obra es que a Fernández le han prometido algo. Unos opinan
que fue manejado cuando lo pusieron a presentar la propuesta de primarias
abiertas cuando el día anterior había
publicado un artículo defendiendo ferozmente
lo contrario.
Radhamés Jiménez Peña, colaborador cercano
de Fernández, ha dado la clave para
descifran la enigmática decisión del
comité central: podemos rehabilitar a Danilo Medina después de 2020. Eso indica, para mí, que al
expresidente LF le han dado la esperanza de ser candidato, sin derecho a
repostulación. Rehabilitar a Medina es quitarle el impedimento de postulación
que pesa sobre él.
Arreglarle la Constitución ahora a Medina -ellos lo saben- caerá muy mal, si es que se logra el arreglo. Con el apoyo de la facción leonelista sería posible. Presumo que eso ocurrirá antes de las elecciones de
2020, pero después que Leonel Fernández tenga asegurada la nominación. Es lo que
interpreto de lo dicho por el doctor Jiménez.
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