Santiago, R.D.-La historiadora, periodista y comentarista de
televisión Ana Mitila Lora cree necesario rescatar la independencia del
periodismo”.
Hizo su propuesta en
la publicación de su libro “Memoria del siglo”, obra que reúne ricas perspectivas sobre hitos y
circunstancias de gran interés para el país.
La diestra y
apreciada periodista dominicana, ha publicado “Memoria del siglo”, libro que
reúne diversas entrevistas, difundidas por el periódico más antiguo del
país como es el Listín Diario.
Además las mismas fueron realizadas
a personas relevantes de la vida nacional y a dominicanos desconocidos que han
aportado ricas perspectivas sobre hitos y circunstancias de gran interés.
Durante su conversación para hablar de su obra, se ha referido al estado
del periodismo dominicano y enfatizado la necesidad de que su independencia sea
rescatada.
Lora empezó agradeciéndole a su esposo, José Mella, a Pablo Mella Febles,
del Instituto Superior Centro Pedro Francisco Bonó, el gran apoyo que le dieron
para concretar divulgación del libro, publicado por la Editorial Universitaria
Bonó.
Su puesta en circulación fue en un concurrido acto efectuado este lunes reciente.
El prólogo de la obra, titulado Recuerdos de un siglo, más allá de
la memoria institucionalizada, fue escrito por Pablo Mella Febles.
La presentación estuvo a cargo de José Luis Sáez.
¿Qué ha significado la publicación del libro?.
Realmente el libro se hizo contra mi voluntad, porque yo soy de las
periodistas que después que escribe algo, que publica algo, yo no quiero ver mi
texto, porque siempre encuentro que le faltó algo, que tuvo algún defecto, y me
recrimino: ¿por qué no le pregunté tal cosa?, ¿y por qué cuando me dijo tal yo
no le respondí tal?.
Entonces, yo hago crisis... tú, como escritora, lo debes
comprender muy bien, pero mi esposo y familiares, entre ellos principalmente mi
cuñado, Pablo Mella, se empecinaron en que sí valía la pena todo ese esfuerzo
de recopilar esas entrevistas para tener el conjunto de todas, y la verdad es
que después de ver el libro en su conjunto se desprenden otras lecturas.
Hay una riqueza, porque creo que el lector va a encontrar toda una línea, una
línea transversal que une a cada una de las entrevistas, que son a personajes
de la vida dominicana, pero también a gente del pueblo, a gente anónima, a una
comadrona, a barberos, como también a personas situadas en la cúspide social
como don Eduardo León o como Asunción Brugal, la puertoplateña descendiente de
los fundadores de la Casa Brugal.
¿Qué significa el libro? Bueno, suena a un cliché pero tener un libro,
hacer un libro, todo lo que implica, todo el esfuerzo, todo el empeño, toda
esta labor de investigación, ese trabajo que no se ve, que la gente no se
imagina, significa mucho, muchísimo para uno. Aunque suena a cliché, es como
otro hijo que uno acaba de parir...
Personas a veces me detenían en un centro comercial, en un restaurante, en
la calle y me decían cuándo, cuándo es que vamos a tener el libro. Han pasado
19 años de esas entrevistas y la verdad es que algunas a mí se me habían
borrado de la memoria. No recordaba pasajes, pero ahora con el proceso tuve que
volver hacia ellas.
Situándonos hace 18, 19 años atrás cuando ya estaba
produciendo las entrevistas, ¿cuál era el objetivo que tenía entonces?
Más o menos la idea la empecé a gestar hacia 1998. No sé si recordarás,
pero para esa época los dominicanos y dominicanas, y no solamente nosotros en
nuestro país sino también en el mundo, empezamos a vivir cierta euforia, una
euforia muy peculiar que aparece cuando uno revisa los libros, los periódicos,
revistas de siglos pasados.
Parece que es algo repetitivo. Es un ciclo que se
repite en cada cambio de siglo. La humanidad se mira al ombligo y se pregunta
¿qué hemos hecho?, ¿cómo lo hemos hecho y para dónde vamos como sociedad?, ¿qué
queremos como sociedad?
Entonces, ese germen, todas esas ideas, esas
interrogantes realmente me producían y me producen todavía pasión, y creo que
la pasión es un sentimiento fuerte, fuerte, que domina a muchos seres humanos y
esa pasión por comprender, principalmente por comprender ¿qué es lo que somos
los dominicanos? y ¿por qué somos así? Y esa manera de ser, que claro está va
cambiando, se va transformando a través de los años y cada vez a más velocidad.
Es diferente.
Después de haber hablado con tanta gente e
investigado... ¿cómo somos los dominicanos?
Quizás no tengo la respuesta concreta, pero en las palabras de José Luis
Sáez, uno de los presentadores del libro... él observó que en el conjunto del
libro, con entrevistas de diferentes personas trujillistas antitrujillistas,
balagueristas, antibalagueristas, boschistas, antibochistas había un hilo
conductor y era que ninguno maldecía a su país.
Ninguno, no importa la posición
ideológica, la posición de dolor en que estuvieran situados los dominicanos que
vivieron el exilio, etcétera, etcétera.
Ninguno se atrevía a hablar mal de su
propio país, aunque hay entrevistas como la de Pucha Rodríguez, que dice que
los dominicanos nos portamos muy mal en el sentido de ese entreguismo al poder,
a lo que ha sido el poder en República Dominicana. Un poder que se resume en un
servilismo, en ser favorecedores del que tiene las riendas de la presidencia de
la República.
Aquí lo que más se parece a un presidente es un monarca.
Entonces, los dominicanos, en ciertas épocas de nuestra historia, no hemos sido
ciudadanos. Hemos sido súbditos y de cierta manera eso continúa hasta hoy en
día, el peso de ese presidencialismo.
Ana Mitila
Lora se dirige al público en el acto de puesta en circulación. En la mesa, de izquierda
a derecha, Ramonina Brea, José Luis Sáez, Frank Moya Pons, Rafael Chaljub Mejía
y Pablo Mella Febles. ( FOTO:
FUENTE EXTERNA )
En el libro hay miradas profundas hacia la vida
cotidiana de diversas etapas, hay levantamientos de aspectos que no suele hacer
la historia y que, sin embargo, son importantes. ¿Era consciente de que haría
ese tipo de aportes?.
Sí, porque eso estaba en mi proyecto. Yo aspiraba con la “Memoria del
siglo”, y con esa serie, con la mirada, darle un repaso a la sociedad dominicana,
tener un abanico de entrevistados, de diferentes ámbitos geográficos, de
diferentes ámbitos económicos y sociales. Para mí era importante poder
reconstruir cómo éramos, con qué medios contábamos para la vida cotidiana.
Ahí está Juan Valdez Sánchez contando que antes no teníamos cepillos de
dientes en los campos, en el mundo rural, pero hay que recordar que ese mundo
rural ocupó más de la mitad del siglo XX. Empezamos a urbanizarnos después del
ajusticiamiento de Trujillo, después del 1961. Entonces él contaba que se
cogían unos palitos, con unos terminales de guano y con eso la gente se
cepillaba los dientes.
Ahí están las entrevistadas, algunas de ellas contando a veces de las
limitaciones en que vivían, que antes las dominicanas usábamos blumen, no usábamos
panties y esos blumenes se hacían en las casas. Eran las abuelas las que cosían
los blumenes, las ropas interiores de sus nietas.
Nos hemos acostumbrado a que
todo viene de fuera, a que somos más que exportadores, importadores. Otro de
los cambios ha sido... bueno, Pedro Mir lo retrata en uno de sus poemas cuando
habla de las camiseras.
Las camiseras eran aquellas mujeres, aquellas obreras
que cosían, fabricaban las camisas que usaban los dominicanos. En esa época no
existía la noción ni los medios tecnológicos para comprarlos por internet ni
había tiendas especializada en ropa extranjera, hasta que llegó doña Virginia
Dalmau...
También se ofrecen testimonios sobre el mundo íntimo
de figuras protagónicas que ha tenido el país. ¿De esos testimonios, cuál fue
el que más la conmovió?
Dos de las mujeres entrevistadas, quizás puedo decir que son las que más me
han estremecido... doña Mercedes de Castro de Alburquerque Zayas-Bazán, la
madre de nuestro exvicepresidente Rafael Alburquerque.
Ella cuenta cómo desde
1930 ellos fueron repudiados por la tiranía de Trujillo, que recién se
instalaba y ¿cómo fue la manera de repudiarlo, de tratar de reducir, de tratar
de aplastar a esa familia Alburquerque de Castro?.
Fue quitándole un empleo,
quitándole la oportunidad a ese abogado que fue Rafael Alburquerque Zayas-Bazán
de tener un empleo en el Estado o de hacerle difícil que alguien del sector
privado le hiciera un hueco en un bufete de abogados.
Ella contaba que cuando ellos iban caminando por esa aldea, por esas diez,
doce cuadras que era la ciudad de Santo Domingo en el 1930, algunos de sus
amigos, familiares y vecinos cruzaban de acera para no verse obligados siquiera
a dispensarles el saludo. Entonces, esa señora habló con el corazón.
A lo mejor
dijo en esa entrevista cosas que había callado durante décadas y realmente eso
me impactó, porque es muy fácil ser héroe un día, dos días, pero sobrevivir 31
años con decoro, con coherencia, con esa dignidad, sumidos en la pobreza, en la
estrechez. Eso es muy duro.
Hay un pasaje muy descriptivo que es cuando el señor Alburquerque
Zayas-Bazán estaba preso en el 1960, pero a la vez estaban presas varias
personas notables, de la alta sociedad, incluso de aquellos que habían servido
al régimen, cuyos hijos decidieron oponerse a Trujillo. Esos muchachos también
estuvieron presos.
Entonces doña Mercedes estaba en fila para llevarle la
comida a su esposo, pero en la fila había otras madres de esos muchachos, pero
eran madres y esposas de esas personas que habían disfrutado de las mieles del
poder.
Entonces, uno de los guardias le dijo a doña Mercedes, que era conocida
por las tantas veces que don Rafael Alburquerque fue apresado durante 31 años y
por las veces que su casa fue allanada... el guardia le dijo a doña Mercedes
pase para acá y la puso de primera (en la fila). Una de esas señoras, esposa de
un exembajador, dijo aquí se hace fila, aquí es por turno.
Entonces, doña
Mercedes le reclamó: óiganme, ustedes han disfrutado de todo. Déjenme a mí
disfrutar de este privilegio de ser la primera en entregarle alimentos a mi
marido... Es muy fuerte.
¿Y qué decir de Conina Mainardi, madre de fundador de la Clínica Corazones
Unidos? Ellos escaparon. Trujillo ganó las elecciones el 16 de mayo de 1930 y
doña Conina, su esposo Leovigildo Cuello y su hijo recién nacido, Luis Cuello
Mainardi, escaparon de madrugada en julio de 1930, antes de que Trujillo tomara
posesión. Escaparon por el muelle de Santo Domingo y allí abordaron un barco
hacia Puerto Rico. Así fue. Regresaron en el 1961. Un largo exilio.
Pero la
pasión, las convicciones democráticas de esa señora... a pesar de todo lo que
significó el exilio, donde la gente se empobreció, donde Pedro Mir y Ángel
Miolán cuentan cómo esos exiliados dominicanos distribuidos en New York, Puerto
Rico, Venezuela... óigame, tenían que salir a la calle a vender dulces.
Cuando yo veo a los venezolanos ahora haciendo cabriolas en cualquier
esquina de Santo Domingo o vendiendo chucherías en las calles, óigame, hay que
tener sentido histórico, hay que comprender. A nosotros nos abrieron los
brazos... Y yo creo que la deuda con México, Costa Rica, Venezuela es infinita.
No me hablen a mí de lo que dicen las leyes, qué sé yo qué... ¡Hay casos
humanitarios!
De izquierda
a derecha, los historiadores José Luis Sáez y Frank Moya Pons, Ana Mitila Lora,
Rafael Chaljub y Pablo Mella, en el acto de puesta en circulación de “Memoria
del siglo”. ( FOTO: FUENTE
EXTERNA)
¿Cómo evalúa el periodismo que se está haciendo en el
país?
Hay muchos talentos, muchas iniciativas interesantes, pero también hay
mucho de que preocuparse. Y da pena que parece ser que los mejores talentos que
llegan a las universidades y salen de las universidades se van al campo de las
relaciones públicas.
Eso es fatal, fatal para el país porque si queremos
fortalecer la democracia, si queremos empujar para que en este país se reduzca
la corrupción, para que en este país valga la institucionalidad, que se respete
la institucionalidad, necesitamos voces fuertes.
Esas voces talentosas no
pueden estar haciendo relaciones públicas a las grandes empresas de este país,
a las grandes empresas extranjeras de este país.
Esas voces deberían estar al
servicio de los intereses colectivos.
Tenemos que concientizar a este empresariado, al empresariado que ha
ingresado en los medios de comunicación.
Ellos tienen que tener conciencia de
que los medios de comunicación no son un medio solamente para evitarse
problemas, porque sabemos que todos los medios son deficitarios, pero los
utilizan para congraciarse con el poder de turno. No.
Ustedes tienen una
responsabilidad, ustedes tienen la responsabilidad de servirle a este país y
que su aval ustedes se lo ganen, no entre los gobiernos de turno, gánense el
aval de la población, de los ciudadanos a quienes tienen que servir los medios
de comunicación.
Miren a The New York Times, miren, a nosotros que
nos encanta todo lo de fuera y copiar y saber qué pasa.
Es necesario rescatar
la independencia del periodismo. Necesitamos periodistas independientes; no
periodistas que alineados con uno u otro partido. Perdona si me he excedido,
pero es como una espina clavada en el corazón.
Valiosos
testimonios.
Entre los trabajos que Ana Mitila Lora ha publicado están entrevistas realizadas a campesinos que fueron obligados a participar en la
matanza de haitianos del 1937 y a los que luego el régimen trujillista acusó de
los crímenes y los convirtió en reos, debido al escándalo internacional que se
produjo.
“Yo pude encontrarlos con ayuda y tuve que viajar a campos de Loma de
Cabrera, Dajabón y Capotillo”, dice la comunicadora, recordando cómo pudo
obtener los testimonios.
Recalca que los nombres de las personas que ella entrevistó figuran en el
expediente instrumentado por la dictadura contra ellas.
Lora enfatiza que en la obra, hermosamente editada e ilustrada con
fotografías de gran valor testimonial, se ofrecen diversas perspectivas sobre
grandes figuras de la política que han gravitado durante décadas en la vida
nacional: Trujillo, Joaquín Balaguer y Juan Bosch.
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