22 sept 2020

Maltratar a las mujeres sería una profesión.


Por la Dirección:

Santiago, R.D.- El periodista Marcelo Peralta, pasado Vicepresidente Nacional del Instituto de Previsión y Protección del Periodista-IPPP-, tildó de errónea y poco táctico el anuncio del Presidente Luis Abinader de pagar 10 mil pesos al mes a las mujeres víctima de violencia intrafamiliar y llevarlas a casas de acogida. 

Opina que lejos de bajar ,la violencia en los hogares, los 10 mil pesos podría ser un “incentivo” que validaría el aumento de casos de muchos hombres a elevar los maltratos y crímenes contra sus compañeras sentimentales, y de mujeres que matarían a sus esposos, porque se les “premiaría”.   

Ahora, hombres adictos a la violencia, escogerían esto como una "profesión" y que algunas mujeres buscarían motivos a ser agredidas por hombres para, de esa manera bujscar esois tipos de recursos aunque socaven su dignidad física.

Lo correcto, indica Peralta sería que el Poder Ejecutivo someta un proyecto de Ley qier obligue al agresor o agresara a pagar los 10 mil pesos que el gobierno entregaría a la víctima. 

Peralta entiende que los instrumentos a utilizar por el gobierno de pagar sueldo de 10 mil pesos a las mujeres vulnerables y llevarlas a casas de acogidas al resultar  maltratadas por sus cónyuges, no es la solución, sino por el contrario, aumentará los casos en el país. 

Precisa que esa paga lo que conllevará es a incentivar que muchas mujeres sufrirían de algunos hombres abusos de niveles muy severos, peligrosos y las mediciones numéricas, con secuelas de muertes aumentarían. 

He aquí el proyecto del presidente de la República, Luis Abinader, anunció la tarde de ayer martes la instalación de 12 casas de acogida para asistir a las mujeres víctimas de violencia y anunció la reparación de tres casas que están en malas condiciones. 

Durante la presentación de las Acciones Priorizadas para la Atención a la Violencia Contra la Mujer en el Marco de los Primeros 120 Días, el jefe de Estado también anunció que las damas que estén en condiciones vulnerables serán incorporadas a los programas de asistencia social y se les otorgará RD$10 mil mensuales.

Explica que en barrios, ciudades, campos y provincias del país se dan casos que muchas mujeres tienen que salir a las calles a buscar medios de sobrevivencias obligadas por hombres a quienes hay que mantener alegadas adicciones a vicios.

Analiza que cuando esos los adictos a las drogas, al alcohol, a las buenas vidas y placeres causarían lesiones, activarán las presiones, tensiones y agresiones contra sus compañeras sentimentales a sabiendas que recibirán la friolera de diez mil pesos, aunque estén en las casas de acogidas y ellos presos, buscarán los canales para enviar parte de ese dinero a sus verdugos. 

Insta al gobierno tratar de instrumentar otras fórmulas que detenga la violencia  intrafamiliar no incentivándola, sino aplicar programas que tiendan a reducirla.

Plantea que sería más útil abrir espacios de convivencia que bajen las posibles tensiones, que no se toquen temas que generan irascibilidad, planes que ayuden a liberar tensiones, a sentir que las mujeres sean valoradas, respetadas, medidas que traten de bajar los ánimos caldeados y abrir espacio al diálogo. 

Entiende que hay situaciones en que en algunos hogares existen conflictos muy difíciles que deben ser evaluados y tratados por especialistas para reducir el porcentaje, jamás hacer planes para incentivarlos. 

Y afirma que se debe ofrecer herramientas viables, civilizadas a las familias para la sana convivencia, aportar para la disminución del riesgo en el aumento de violencia intrafamiliar, más aún, con las pérdidas de medios de producción a causa de los efectos desgarradores del COVID19, donde muchas familias adolecen de estrecheces, no sería conveniente aplicar esta medidas, sino ofrecer otros tipos de planes que reduzca la violencia intrafamiliar.

Sugiere que cualquier abuso cometido contra la mujer y a hombres para obligar, dominar, someter, controlar, agredir física, psíquica, sexual, patrimonial y económicamente deben aplicarse medidas preventivas, acciones para prevenirlas;  establecer normas claras de convivencia con la familia; definir reglas que incluyan derechos y deberes que ayudan a fijar límites de la conducta. 

Fortalecer los canales de comunicación al interior de la familia; escuchar activamente, tratar de no caer en juicios, evitar las críticas, ponerse en los zapatos del otro, que uno y otros demuestran interés y respeto por los sentimientos de los demás; generar ambiente de confianza que sirvan de clave a mejorar la comunicación en el hogar en que la palabra debería ser coherente con la acción.

En su opinión, la base del diálogo, la mediación pueden ser estrategias conjugadas con alternativas para resolver los conflictos que surjan, fijar el costo emocional que provocan los conflictos y ganar terreno en la resolución de los mismos, a través del consenso, la neutralidad, confidencialidad en el método de ayuda a crear ambientes de negociación y cooperación entre las familias. 

Prepone que se busquen técnicas de control emocional que ayudarían a manejar cualquier tipo de situación que se pueda generar malos entendimientos, exteriorizar las emociones, introducir técnicas que bajen los niveles de estrés, pensar en lo peor que puede pasar son metodologías de distracción que disminuyan la exaltación; tratar de mantener la calma, permitir pensar antes de decir o actuar ante cualquier situación.

Dejar de lado el orgullo vano; la timidez que en la mayoría de las ocasiones hace que se puedan expresar más fácilmente los sentimientos, romper el hielo, sonreír, hacer actividades conjuntas mostrando interés ser amable y ofrecer disculpas cuando se quebrantan los niveles de las conductas, comunicar las emociones.

Rescatar a jóvenes que utilizan sustancias psicoactivas que son factores que desencadenan conductas violentas, alteran las relaciones parejas, la dependencia económica; evitar la interferencia de terceros en cuestiones de relación de parejas, en que en muchos hogares dominicanos se viven  experiencias traumáticas; dificultades económicas, de salud física, psicológica, el inadecuado uso en el manejo de la autoridad y distribución de roles en la familia.

También, que en ocasiones, hay familias que viven en dificultades de conocer, respetar los puntos de vista, opiniones, gustos y decisiones de los demás, lo que motiva niveles de violencia.


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