21 sept 2020

El hombre es un depredador de la naturaleza.


La tierra enfrenta riesgos reales y crecientes.

Por Marcelo Peralta.
 
El hombre, hasta el momento ha permanecido en la cima de la pirámide depredadora y no existe en la actualidad ninguna criatura que le dispute el puesto.
 
Su desarrollo original estuvo en el continente africano.
 
Luego, el género se expandió por el resto del mundo.
 
El hombre es resultado de una evolución de los primates humanoides.
 
El mayor asesino de la tierra es el hombre y hasta mata por alegada disciplina deportiva. El depredador mata para enriquecerse.
 
Otros matan para sobrevivir.
 
El hombre es auto destructor.
Es consciente del asesinato que está cometiendo contra la Madre Naturaleza.
 
Ese criminal forestal se ha convertido en el voraz destructor de la fuente natural de su propia vida, en su afán por tener dinero.
 
En cierta forma, el hombre cree, se siente y piensa poco en que hay un Dios; que es el creador, inventor, transformador, dueño de la vida y patrón el universo.

Y creer que por tener dinero y poder, ese hombre se olvida que todas las cosas hay en la Naturaleza no están hechas por azar.
 
Que cada especie que ocupa su lugar en la rueda de la vida, y tiene un rol que cumplir como ser viviente.
Pese ese hombre que se ilusiona en tener poder destruye su propia naturaleza y la existencia.
 
El hombre destruye su hábitat con verdadera saña, odia la bellísima morada en que vive, las criaturas que le acompañan y también, desprecia a los que cohabitan con él.
 
Ese pedazo de carne con dos ojos, por ambición, acaba con las plantas que son su abrigo y producen alimentos, medicinas, agua, sombra, madera para hacer hogares, actuando  sin el menor agradecimiento y la más mínima consideración.
 
La bacteria humana como es calificado el hombre, destruye y aniquila a la Naturaleza, a pesar que todo lo material que tiene y disfruta es producida por ella.
 
Ese ambicioso y destructor bombardea la tierra con monóxido de carbono, quien con su actitud negativa y dañina afecta a todos los seres vivos que se le atraviese con fuerza destructora.

Y así pudiéramos hacer una relación de cuanta cosa destruye el hombre, las de otras que intenta destruir en su paso por la tierra y cada generación, como si fuese la última persona que fuera a existir.

Tanto es el afán destructor del hombre, que intenta por igual destruir su pasado y el pasado histórico y los patrimonios de la humanidad.
 
En República Dominicana, la Naturaleza ya perdió la batalla frente al hombre, aunque las fuerzas naturales se oponen; luchan por mantenerse produciendo, aunque muestra su rostro destruido y depredado.

Se impone que hay que tener respeto por la naturaleza, porque esa es la clave de la supervivencia de la Humanidad, es el reino de la naturaleza la que hay que cuidar por ser la resistencia y de esperanza para los humanos.
 
Recordemos, que los humanos son huéspedes y hechura de la Tierra, sin entender que somos especies y formas de vida.

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