14 sept 2020

Los haitianos y sus crimenes contra dominicanos. TensiRn y rabia en Mao por muerte de abogado y hacenbdado.

Oberto Gómez Gil, abogado y hacendado  asesinado a machetazos por un haitiano en Mao.

Por Marcelo Peralta

En su búsqueda de ayuda para liberar a su país en el año 1895, el prócer cubano José Martí lo advirtió y es como si hubiese sido en estos momentos.

Alertó a los dominicanos dar ayudas a los haitianos dentro de su territorio y no dejarlos pasar la frontera, porque son seres humanos ingratos y peligrosos.

Esa fue una frase profética del apóstol cubano la estamos viviendo en carne propia. 

Los presagios con advertencia de José Martí a los dominicanos y haitianos hoy día es un hecho. 

La violencia y crueldad desatada por los haitianos contra los dominicanos nunca acabará. 

La insistencia cruel en un daño es por sentimiento de odio de los haitianos contra los dominicanos. 

Esto se revela por el encono que se evidencian con cada accionar los crímenes cometidos contra hombres y mujeres criollas. 

Cada vez, los crímenes adquieren relevancia y lo evidencia el asesinato cometido este lunes contra el hacendado y abogado maeño Oberto Gómez Gil a mano del haitiano Fredlyn Victor. 

El obrero de origen haitiano actuó con saña cuando le cercenó las manos a machetazos dentro de una finca cultivadas de guineos y plátanos. 

Además, desfiguró la cabeza a machetazos. 

Le robó un arma de fuego y saqueó su vehículo en busca de dinero para luego huir a rumbo ignorados.

 El haitiano Fredlyn Víctor actuó con ensañamiento. 

Ese es el resultado de la complicidad de empresarios, políticos que permiten gran movilidad de haitianos en este país ocupando espacios en fincas agrícolas, ganaderas, en mercados, en que muchos están sin documentos, no pagan impuestos y violan la Constitución.

La presencia de haitianos en este país es trágica y masiva por la complicidad de los malos dominicanos que en la frontera operan con mafias de todas índoles. 

En el país existe una invasión pacífica de haitiana de todas las edades y condiciones apoyada por dominicanos enemigos de la Patria y eso hay que detenerla “cueste lo que cueste”. 

República Dominicana no soporta la presencia de un solo haitiano. 

Para que haya paz en este país, el presidente LUIS ABINADER debe apretarse los pantalones fijando posiciones respecto al tema de los haitianos. 

La historia de República Dominicana y Haití es bien clara y los conflictos nunca terminarán. 

Los haitianos por naturaleza son agresores culturales, político, biológico y odian a los dominicanos.

Algunos de los emigrantes son pobres que viene a aprovechar los servicios dominicanos, pero hay otros que son una carga insoportable para el presupuesto nacional. 

Haití ha sido, es un grave problema, un peligro y un depredador en perjuicio a la República Dominicana. 

La invasión pacífica haitiana es dañina que erosiona las fibras sagradas de la nacionalidad y amenaza la Soberanía Nacional. 

Desde el retorno al poder en el año 2004, del doctor Leonel Fernández y su Partido de la Liberación Dominicana los haitianos han venido en masas. 

En el año 2004 se dictó la Ley Migratoria número 285 dando la entrada a miles de haitianos y muchos cónsules que otorgaron visados a granel de entrada a República Dominicana. 

La entrada masiva de haitianos a la República Dominicana fue iniciada y apoyada por los gobiernos del PLD y las gestiones de Leonel Fernández y Danilo Medina. 

En el año 2007, en el gobierno de Leonel Fernández la Suprema Corte de Justicia, emitió el funesto “fallo” en que dictaminó: Los haitianos indocumentados deberían ser considerados pasajeros en tránsito –aun cuando hubieran habitado la media isla por decenios– y sus hijos no podían acceder a la ciudadanía por nacimiento. 

Se incrementó al ponerse en práctica el infausto y macabro Plan Nacional de Regularización. 

En ese malsano PLAN, trajeron a miles de haitianos que nunca habían venido a REPUBLICA DOMINICANA, con la única intención de proteger a “corruptos” y complacer a organismos internacionales que planea que en este país carguen con las desgracias de los haitianos.

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