
Luis Ortiz Polanco -Luis Melenita-.
San Francisco de Macorís, Provincia Juan hablo Duarte, R.D.- “Baja uno y
carga el otro”. Este es el caso de Luis Ortiz Polanco- Luis Melenita.
Es el dueño de un Station Wagon Toyota modelo 85, color azul claro, el que
se “buscaba” el moro, pero que ahora, es tarea difícil en estos momentos del
coronavirus.
Decidió transformar su oficio de taxista en
transportar muertos del coronavirus.
Las restricciones que ha causado la
enfermedad de coronavirus ha originado que de taxista que ofrece a los clientes
la opción de ir acostados hasta su destino, ha llevado a Luis Ortiz Polanco-
Melenita- a variar.
Su vehículo llama mucha la
atención a los moradores de San Francisco Macorís, porque muchos hacen hasta
filas para contratar sus servicios.
Melenita se ha hecho famoso,
porque en vez de transportar a hombres y mujeres vivos, usa su carro para
llevar cadáveres al cementerio que mueren por coronavirus y ni siquiera
familiares quieren estar cerca en el trayecto desde el Hospital o la clínica a
sepultarlo.
Ya se convirtió en el taxista de los cadáveres.
A Luis Melenita
no les importa el peligro que acarrea el transportar a muertos a causa del coronavirus.
Luis Melenita
lleva 30 años como taxista y ahora lo bautizan como el carga muerto del
coronavirus.
Se ubica frente
al Hospital San Vicente de Paul.
Manifiesta que
le ha tocado llevar a los cementarios de esta ciudad y otras poblaciones
numerosas personas que han sido atrapadas por la enfermedad.
Narra
‘’Melenita’’, lo más importante es que en esos momentos difíciles de perder a
un ser querido.
Es un hombre
servicial y solidario, porque dice que con él se “pueda contar con un amigo que
sea capaz de darles las manos”.
«Yo en este
momento del Covid-19 me ha tocado trasladar a los cementerios los cadáveres de
una gran cantidad de las personas que han fallecidos del virus, pero aunque la
gente le tiene miedo yo me cuido permanentemente”.,
Para decidir
hacer el transporte de un contagiado del coronavirus que haya muerto, lo
primero que hace es clamar a Dios y luego usa guantes, mascarillas, un frasco
de alcohol, lavarse las manos, evitar el contagio y desinfectar su taxi que ahora
ha convertido en carro fúnebre’’.
Para la
realización de su humano trabajo cuando muy pocas personas pueden acudir a un
velatorio o ir a un cementerio, Luis Ortiz dice sacar de abajo, y ponerse al
servicio de los familiares, y acostar los asientos de sus taxis y entrar el
cadáver e iniciar la carrera hacia el campo santo con la persona fallecida.
Este trabajo lo
ha desarrollado con eficiencia, ya que hasta hace poco los servicios de
traslados de cadáver no se ofrecían en el Hospital San Vicente de Paul, como está
ocurriendo en la actualidad.
Múltiples historias desgarradoras
Múltiples
historias desgarradoras le han tocado vivir cuando se le presenta trasladar a
el cadáver de una persona fallecida sin ningún familiar, pues como humano dice
no ser indiferente frente a ese drama de dolor que lo golpea en lo más profundo
de ser, ‘’pero, aunque me gano el dinero siento también el dolor ajeno’’.
Los testimonios
de la gente que han tenido que acudir a Luis Ortiz para que le traslade el
cadáver de algún familiar están a diario en las calles de San Francisco, pues
con el tiempo que tiene realizando ese fúnebre oficio ha logrado tener su
propia clientela que no piensan en carros fúnebres para llevar a su morada
final a los fallecidos.
En ocasiones
dice sentirse abrumado al tener que trasladar los cadáveres con tanta
frecuencia producto del Covid-19 a los cementerios locales, estableciendo que
ha tenido que llevar muertos a las poblaciones de Santiago, Samaná, Nagua, y
otras localidades de la región nordeste.
Hasta clínicas privadas usan su servicio
‘’A mí me
llaman hasta de las clínicas privadas para que vaya a buscar un muerto, y darle
sepultura ya que en algunos casos los familiares no aparecen a retirarlos,
usted cree que ha sido fácil tengo 30 años en este trabajo, pasando todas
clases de situaciones, alguno me pagan y oros no lo hacen porque lo único que
tenían era la persona que falleció, y que yo lo único que puedo hacer se
ayudarlo en esos momentos difíciles de la vida’’
Describe que el
mayor tiempo lo pasa frente al hospital San Vicente de Paúl a la espera de que
llegue un cliente para llevarlo algún lugar o que ocurra lo peor, la muerte de
alguien, así paso mi vida, ‘’a mí no me importa hora del día o de la noche para
servirle a los más necesitados’’
Su principal
herramienta es una Station Wagon Toyota modelo 85 que cuando no hay que cargar
un cadáver, brinda los servicios normales de como taxista, vehículo al que
mantiene totalmente desinfartado permanentemente, ya que según dice él es el
primero que debe de cuidarse.
Siente temor de continuar el servicio
Aunque por el
tiempo que lleva realizando el trabajo de conductor de fallecidos, funciones
que la hace porque las ambulancias no cargan cadáveres, por primera vez esas
funciones están afectadas, pues con la disposición de dos empresas de
uniformarse para trasladar a los fallecidos del coronavirus a los cementerios,
ahora tendrá que conformarse con brindar los servicios de taxista frente al
hospital San Vicente de Paul donde ha trabajo por muchos años.
Para Melenita
el realizar el trabajo fúnebre, representa una reflexión sobre el final de la
vida y la muerte, ‘’tanto tiene tanto vale’’ aquellos de nombres sonoros y de
grandes riquezas no lo necesitan, pero lo más pobres pensaran siempre el
taxista del hospital.
‘’Honrar,
acompañar, tocar, escuchar, abrazar y aprehender, pero vivimos rápido, muy
rápido, y la inmediatez pone en riesgo la existencia del arte de acompañar, de
acompañarnos hasta el final’’, Elizabeth Kübler.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario