POR: JUAN PABLO
BOURDIERD – Comunicador. Reside en Santiago Rodríguez.
El Holodomor,
término que se traduce como "matar de hambre - plaga, muerte masiva",
representa una de las tragedias más oscuras del siglo XX. Esta hambruna,
intencionada y brutal, devastó Ucrania, Kubán, Ucrania Amarilla, y otras
regiones bajo el yugo de la Unión Soviética (URSS) entre 1932 y 1934, dejando
un saldo mortal estimado entre 1.5 y 11 millones de personas.
Conocido también
como el "Genocidio ucraniano" o "Holocausto ucraniano", el
término Holodomor comenzó a utilizarse en la década de 1930. Sin embargo, no
fue sino hasta la disolución de la URSS que se comenzó a usar ampliamente,
revelando la magnitud de una tragedia largamente silenciada por la censura
soviética.
Este genocidio fue
el resultado directo de la política económica impuesta por Iósif Stalin desde
1928. Su proyecto de modernización de la industria pesada y de colectivización
forzosa de la agricultura tenía como objetivo centralizar el control sobre la producción
y distribución de alimentos. La expropiación de tierras y la represión a los
campesinos que resistían la colectivización llevaron a una disminución
catastrófica de la producción agrícola, exacerbando la hambruna.
En Ucrania, donde
se estima que murieron alrededor de cuatro millones de personas, el Holodomor
no solo buscaba someter a la población a través del hambre sino también
erradicar el movimiento independentista y cualquier vestigio de resistencia
nacionalista. La hambruna fue, en efecto, un arma política diseñada para
exterminar a aquellos que se oponían al régimen soviético.
La caída de la
Unión Soviética permitió la desclasificación de miles de documentos que
evidenciaron el alcance y la naturaleza deliberada del Holodomor, confirmando
lo que para muchos era un secreto a voces: una de las peores hambrunas
provocadas por el hombre en la historia de la humanidad.
Hoy día, el debate
continúa entre políticos, sociólogos y académicos sobre si el Holodomor fue un
acto genocida premeditado por Stalin para eliminar a la población ucraniana que
anhelaba su independencia. No obstante, para las víctimas y sus descendientes,
así como para la comunidad internacional que ha reconocido el Holodomor como
genocidio, no hay duda de la intención sistemática detrás de esta catástrofe.
El reconocimiento y
la memoria del Holodomor son esenciales no solo para honrar a quienes perdieron
la vida sino también para asegurar que tales atrocidades no se repitan. La
historia de Holodomor nos recuerda el costo humano de los regímenes totalitarios
y la importancia de defender los derechos y libertades fundamentales.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario