En colmados la gente consume más cigarrillos haitianos que dominicanos.
Por: Marcelo Peralta
Santiago, R.D.-La frontera que separa a República Dominicana y Haití con 391
kilómetros, 172 están compuestos por ríos, lagos, más 219 son
de terreno común, posee 313 pirámides, 6 puentes fronterizos, 4 pasos formales en
Jimaní, Pedernales, Elías Piña, Dajabón, también 40 son carretera, usados para
el contrabando de mercancías, personas, vehículos, animales que ocurre en
gobierno.
Por la complicidad de empresarios, funcionarios estatales,
locales, regionales, nacionales, militares, políticos, en República Dominicana
entran de forma irregular millares de haitianos que transgreden leyes, hábitos,
cultura, ambiente, sistema educativo, sanitario, normas y la Constitución, sin
que nadie controle ese desorden.
Además de crímenes que cometen haitianos, la masiva invasión,
ahora la modalidad ese el contrabando de cigarrillos de producción haitiana que entra por
la frontera a República Dominicana, el consumo es mayor que aquellos fabricados
en el país, a pesar de pagar elevados impuestos al fisco.
Al igual que el tráfico de varones
y hembras de procedencia haitiana que entran de manera irregular, millones de
unidades de cigarrillos desplazan la producción, venta y consumo criollo.
En colmados establecidos en
barrios, especialmente en Santiago, este producto haitiano tiene autores, rutas
de distribución bien diseñadas, recursos económicos, promotores protegidos, hora
de entrada por la frontera, cantidad de mercancía que ingresan al país, conductos
regulares, sobornos en controles, inversión que deben hacer contrabandistas para
entre militares, autoridades, empresarios, políticos.
Se dice algunos cargamentos
quedan “truncados” porque uno que otros grupos que se dedican a estas
actividades ilícitas se delatan entre sí y guardias retienen los cargamentos.
Con esa campaña
desleal hacen daños a la producción y consumo dominicano, violan leyes nacionales
vigentes con el festival entrada de mercaderías que ingresan al país de
contrabando, no pagan impuestos al Estado, violan la Constitución y leyes.
Los contrabandistas utilizan
vías alternas, trochas, camiones de carga pesada, jeepetas, camionetas plataneras,
dinero para sobornar militares que prestan servicios en la frontera hasta llegar
a Santiago y redistribuirlos en colmados barriales.
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