Pudo muy bien definir su identidad como la de un científico estadounidense, pero mantuvo siempre con una extraordinaria humildad su perfil como un gran dominicano de la diáspora.
Por: Samuel
Jiménez Suero.
Montecristeño
de nacimiento, hijo del doctor Juan Enrique Kunhardt, nació el 31 de mayo de
1949.
El
Dr.Kunhardt tuvo 4 hijos: Ruddy, Eric, Tania y Janet. Ruddy y Tania son
médicos, Janet es Psicóloga y Eric era Físico Nuclear.
Eric
vivió en los Estados Unidos desde los 12 años, donde se doctoró en
electro-física y se consagró como un muy destacado investigador, inventor,
directivo y profesor universitario del más alto calibre.
Pero
nunca borró de su vocabulario el término “caballá”, que repetía con una sonrisa
casi ingenua cuando se refería a sus propias ideas, opiniones y propuestas.
Erich
fue profesor de ingeniería eléctrica y física en la Universidad Tecnológica de
Texas, donde recibió el reconocimiento de “profesor sobresaliente en la
docencia”.
Decano
de la Escuela Arthur E. Imperatore de Ciencias y Artes del Instituto
Tecnológico Stevens, donde también fue designado con la distinción de profesor
de la cátedra en honor a George Meade Bond.
Por
sus investigaciones e invenciones obtuvo el premio Tomás Edison en la categoría
de patentes y el premio a la excelencia en investigación científica de la
Fundación Halliburton.
En
1992, recibió un doctorado honorario del Instituto de Electro-física de la
Academia Rusa de las Ciencias.
Sus
líneas de investigación privilegiaron proyectos de investigación y desarrollo
relacionados a la física de partículas y del plasma.
La
última vez que conversé ampliamente con él en un restaurant en Manhattan me
hablaba de su entusiasmo por un amplio financiamiento que había obtenido para
investigar el comportamiento y los posibles aprovechamientos de las ondas que
se encontraban a medio camino en el espectro electromagnético entre las ondas
del láser, con sus aplicaciones precisas pero de poca “profundidad”, y las del
micro-ondas, difusas pero con mucha “profundidad”.
Así
lo entendí en mis términos de lego, pero lo que de seguro sentí y entendí fue
su pasión por la invención y la innovación, que eran las constantes que unían
sus roles como educador y como investigador.
En el
Stevens, introdujo el concepto de la tecnogénesis, su diseño socio-técnico para
integrar equipos de profesores, estudiantes e industriales para desarrollar
proyectos de nuevas tecnologías desde su concepción hasta su puesta en uso en
el mercado.
Animado
por ese enfoque, en 1999 participó en la creación de la Corporación PlasmaSol,
dedicada a las aplicaciones de la tecnología de plasma que había desarrollado
junto al doctor Kurt Becker cuando estaba en el Instituto de Tecnología
Stevens.
Kunhardt
y Becker habían desarrollado un reactor de plasma como una amplia gama de
aplicaciones, desde la destrucción de contaminantes en un fluido, la generación
de ozona, el pretratamiento de aire para mejorar la combustión y la destrucción
de diversos compuestos orgánicos y limpieza de la superficie de objetos.
Por
esta iniciativa y por los usos de esa tecnología en el ámbito de la remediación
ambiental en 2001 fue finalista de los Premios a la Innovación de la revista
Discovery.
La
Corporación PlasmaSol fue adquirida vía fusión empresarial en 2005 por la
Corporación Stryker por un monto de aproximadamente 17.5 millones de dólares
más el costo de ciertos pasivos acumulados.
Stryker
empleó así la tecnología de reactor de plasma no térmico de descarga capilar
para la esterilización de productos de medicina quirúrgica.
In
1984 se integró al Instituto Politécnico de la Universidad de Nueva York como
profesor de electrofísica y como director del Instituto de Investigación Weber.
En
2006 pasó a ser el vicerrector académico-ejecutivo (provost) del Poly (como se
le conoce en el ámbito universitario), posición desde la cual demostró su
capacidad académica institucional liderando su reposicionamiento como una
institución de educación e investigación de clase mundial.
Capaz
de enfrentar los desafíos del siglo 21, mejorando el desempeño en las pruebas
de aprovechamiento y la retención de sus estudiantes, logrando un mejor estatus
para sus programas de postgrado e imbuyendo a todo el Poly de su enfoque i2e
para la educación y la investigación: invención, innovación y emprendedurismo.
En
2009 regresó a su condición de profesor a tiempo completo pero siendo designado
asesor del Presidente de la Universidad de Nueva York y de la nueva
vicerrectora académica-ejecutiva de Ingeniería y Tecnología.
En
2007, por iniciativa del rectorado del doctor Miguel Escala, recibió el
doctorado Honoris Causa del INTEC, y también nominado a la Primera Edición del
Premio Dominicano Presente por el Consejo Consultivo a la Presidencia de los
Dominicanas en el Exterior (CONDEX).
Kunhardt
murió luego de padecer una larga enfermedad cancerosa, en New York el 5 de
agosto de 2014 mientras era Profesor en el Departmento de Física Aplicada de la
Escuela de Ingenierías del Politécnico de NYU.
Tenía
solo 65 años.
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