Por
MIKE CORDER, JILL LAWLESS y SYLVIA HUI
El
ataúd de la reina Isabel II es trasladado a la Abadía de Westminster para su
funeral en el centro de Londres.
LONDRES
(AP) — Gran Bretaña y el mundo se despidieron el lunes de la reina Isabel II en
un funeral de Estado que reunió a presidentes y reyes, príncipes y primeros
ministros, hasta un millón de personas en las calles de Londres, para dar un
último adiós a una monarca cuyos 70 años de reinado definieron toda una época.
El
ataúd de la reina Isabel II fue llevado en un carruaje de armas desde la Abadía
de Westminster para una última procesión por el corazón de Londres.
El
féretro fue transportado a Windsor, en las afueras de la capital británica,
donde la reina será enterrada junto a su difunto esposo, el príncipe Felipe,
quien murió el año pasado.
El
rey Carlos III y otros miembros de la realeza marcharon detrás del ataúd hacia
Wellington Arch en Hyde Park Corner.
El
féretro de la reina Isabel II es cargado mientras el rey Carlos III y la reina
consorte Camila lo siguen tras su funeral en el Abadía de Westminster en el
centro de Londres.
La
reina falleció a los 96 años el 8 de septiembre. Será enterrada en Windsor
junto a su esposo el príncipe Felipe fallecido en 2021.
Miles
de personas le dieron el último adiós durante el trayecto.
La
jornada repleta de actos funerarios en Londres y Windsor comenzó temprano
cuando las puertas del Salón de Westminster se cerraron al público después de
que cientos de miles de personas pasaran ante el ataúd desde el 14 de
septiembre.
Muchos
de ellos pasaron frías noches al raso para presentar sus respetos ante el
féretro de la reina, en una conmovedora muestra de duelo nacional.
“Sentí
que tenía que venir y presentar mis últimos respetos a nuestra majestuosa
reina, apenas un pequeño agradecimiento de la gente”, dijo Tracy Dobson, una de
las últimas que se había sumado a la fila para ver el ataúd.
En un
país conocido por la pompa y el boato, el primer funeral de Estado desde el de
Winston Churchill fue un despliegue espectacular: 142 marineros de la Armada
tiraron del carro de armas con el ataúd de Isabel hasta la Abadía de
Westminster, mientras el rey, Carlos III, y sus hijos, los príncipes Guillermo
y Enrique, caminaban detrás y sonaban las gaitas.
El
ataúd de la reina Isabel II es colocada en un carro de armas durante su cortejo
fúnebre para llegar a a su funeral en la Abadía de Westminster, en el centro de
Londres.
Antes
de la ceremonia, una de las campanas de la abadía sonó 96 veces, una por
minuto, por cada año de su vida.
“Aquí,
donde la reina Isabel se casó y fue coronada, nos reunimos desde todo el país,
de la Mancomunidad y de las naciones del mundo, para llorar nuestra pérdida,
para recordar su larga vida de servicio desinteresado y en segura confianza
confiarla a la misericordia de Dios nuestro hacedor y redentor”, dijo el deán
de la abadía medieval, David Hoyle.
El
lunes fue declarado feriado nacional en honor de Isabel y cientos de miles de
personas acudieron a Londres para verlo.
Mucho
antes del inicio del funeral, las autoridades londinenses dijeron que todas las
zonas para presenciar la ruta del cortejo fúnebre estaban llenas.
Millones
más siguieron el funeral en vivo por televisión, y la multitud acudió a parques
y espacios públicos británicos para verlo en grandes pantallas.
El
arzobispo de Canterbury, Justin Welby, señaló durante la ceremonia que “pocos
líderes reciben el aluvión de amor que hemos visto” por Isabel.
La
noche anterior, Carlos III dio las gracias a la gente y dijo que él y su esposa
Camila, la reina consorte, estaban “enormemente conmovidos” por la gran
cantidad de personas que habían acudido a despedirse de la reina.
“Mientras
todos nos preparamos para decir nuestro último adiós, simplemente quería
aprovechar esta oportunidad para dar las gracias a todas las personas que han
sido de tanto apoyo y consuelo para mi familia y para mí mismo en este momento
de duelo”, dijo en un mensaje.
Tras
el funeral se celebraron dos minutos de silencio seguidos por el himno nacional
y una pieza de gaita, antes de que el ataúd iniciara una procesión, escoltado
por unidades militares con traje de gala y los hijos de la reina caminando
detrás, hasta el arco de Wellington cerca del Palacio de Buckingham.
Allí
se colocaría en un auto fúnebre que lo llevaría a Windsor para otro cortejo
fúnebre por el Long Walk, una avenida de 5 kilómetros (3 millas) hasta el
castillo de la localidad, antes de una misa en la capilla de San Jorge.
Después
será sepultada junto a su fallecido esposo, el príncipe Felipe, en un acto
familiar privado.
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