Por Marcelo Peralta
SABANETA, Santiago Rodríguez, R.D.- Los
jóvenes se concentran en su propio mundo.
Enfrentan situaciones del contexto de que ser
humano es actor principal.
En algunos casos, todos somos útiles cuando se es joven. Al envejecer hasta la sociedad ignora a los humanos.
Los tiempos cambian. La juventud tiene la participación en la vida pública del país.
Las decisiones y el protagonismo más elementales rodea a los jóvenes. Y vejez va en declive.
No se dan cuenta al transcurrir el tiempo, la
juventud, que en la actualidad luce fogosa, también, en un abrir y cerrar de
ojos, ella será ignorada y marginada por la sociedad.
La violencia que en ocasiones vulnera los
derechos humanos, viviendo en una sociedad excluyente, sistema político
corrupto, pútrido, famélico; con un gobierno mal asesorado en materia
alimenticia; bienes y servicios de salud deficientes, baja asertividad frente a
enfrentar necesidades elementales de una población que parece va en desbandada.
Todo nace y se llena de inquietud por accionar
en pro de las personas adultas mayores.
Algunos jóvenes gerontólogos estamos al
servicio de mayores, empoderando sobre los derechos, orientando en aspectos
educativos, asesorando al adulto en su salud y promocionando la participación
en diversos ámbitos.
Sin embargo, no analizan la diferencia la juventud y la vejez.
Es evidente las diferencias por los cambios
físicos, psicológicos, sociales y económicos, que enfrentan en sus etapas de la
vida muchos jóvenes, más todavía en
estos tiempos aciagos causados por la pandemia de la COVID19.
Durante la juventud hay pérdidas, ganancias, ideales enmarcados en el curso de vida. Buscar las diferencias en cualidades que nunca llegan a complementarse.
La experiencia que los adultos mayores tienen
para poder orientar, rescatando la historia y cultura que han formado a través
de los años, la cual da sentido de identidad y pertenencia.
Se impone proyectar el porvenir, ofrecer calidad
a la juventud y dotarlos de herramientas para mermar las brechas.
Los mayores tienen que repartir estrategias de
enseñanza de los jóvenes.
A pesar de las divergencias que suelan
presentarse, hay que seguir fomentando los principios y valores entre personas.
¿Qué es lo que espera la sociedad de las
gerontólogas?
En República Dominicana la gerontología es poco conocida, hay gerontólogos sobresalientes por su labor, vocación de servicio, premiaciones al mérito académico, que al graduarse toman terreno firmemente sobre el conocimiento de la sociedad.
Las personas adultas, familia,
comunidad, las instituciones esperan una atención diferente, basado
en los principios éticos, morales, con calidad profesional y calidez
humana.
De aquí en adelante recae en el gerontólogo
una gran responsabilidad, para responder a las necesidades por medio de
políticas públicas, programas, modelos, proyectos de impacto en el bienestar
individual, grupal
y colectivo.
Hay que mirarse en el espejo de esa máquina abandonada
por décadas sin que se realice una intervención y la juventud debe verse al
espejo de esa máquina abandonada y analizar lo que le deparara la vejez.
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