Riesgo. Militares asumen protección de dominicanos en la frontera. Rol. Las Requisas son permanentes.
Dajabon, R.D.-Hay puntos en la frontera dominico-haitiana donde parece que no hay ley.
La preocupación, la tensión del ambiente, las miradas sigilosas y el susurro de
los que allí hacen vida productiva atemorizan a los más sagaces visitantes.
Los caminos son estrechos y de
tierra, pendientes repentinas ponen a prueba los vehículos, los cuales a la vez
son cubiertos por la arboleda circundante.
A raíz del sepelio de Jovenel
Moise, la frontera volvió a cerrarse temporalmente.
Cualquier cosa puede pasar.
Es donde adquiere especial significado la labor que realizan los militares
apostados estratégicamente en pequeños grupos de dos y de tres, mientras que
algunos de sus compañeros se trasladan de un lugar a otro en unidades
motorizadas.
Suelen mantener comunicación entre
sí y hacen cálculos del tiempo en que un transeúnte cruza de un punto a otro.
“Si alguien accede por un camino
se informa a la unidad que está más adelante. Si la persona no llega en el
tiempo indicado, se sale a buscar inmediatamente”, explicó el coronel del
Ejército, Desiderio Durán.
Indicó que deben tomar medidas extremas con los visitantes dominicanos, pues “aunque sea territorio nuestro”, su cercanía con Haití lo convierte en terreno de especial cuidado.
“Nosotros somos responsables de cualquier ciudadano que ande por estas tierras,
si le sucede algo, somos los primeros responsables de su integridad física”.
Revisión
El jefe del Ejército, mayor general Julio Florián Pérez, inauguró un centro
militar.
En ese momento cuando fueron
alcanzados por dos militares que iban a bordo de una moto, quienes de inmediato
ordenaron parar la marcha, preguntaron por identificaciones y se ofrecieron a
acompañar al grupo hasta un lugar de mayor circulación de personas.
El guía desapareció.
Ya próximos a un chequeo y a pesar de estar acompañados de militares, fueron
detenidos por una patrulla que esperaba en el camino.
“Desmóntense del vehículo, párense
ahí, hay que revisarlos”, dijo un sargento que comandaba la unidad.
No bastaron las identificaciones,
ni las palabras de sus compañeros informándoles se trataba de periodistas,
había que revisar.
Quedó una goma, un bulto o algunos
de los equipos sin ser analizado minuciosamente.
Desconfianza
“Nunca se sabe quién es quién y a mí nadie me da órdenes para indicarme que no
haga mi trabajo, aún si se tratase de un superior.
Creen que porque son de aquí van a
mandarle a uno, pues no, aquí el trabajo se hace”.
Esta fue la explicación dada por
el suboficial.
Su acción se corresponde con los
retos que deben esporádicamente enfrentar con los traficantes de
indocumentados, de armas, de drogas y de ajo.
Rateros que acceden a territorio
dominicano en busca de reses y que en algunas ocasiones “reciben ayuda de
ciudadanos dominicanos”.
El gobierno central ha prometido
crear un cordón fronterizo de empresas, de manera tal que la presencia de
personas limite los ilícitos.
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