Por
Marcelo Peralta
Este
viernes hubo dos episodios en mi vida.
Hace
8 años de aquella enfermedad que cuasi me arranca la vida y el segundo el
cumpleaños de mi nieta Valentía.
Gracias
a Dios pude cumplir una sagrada misión familiar de celebrar a la distancia de
mi nieta Valentina Bourdierd Peralta.
Ella
es la morena “inquieta”.
Gracias
a mi Dios que está siempre conmigo pude sobrevivir en aquella funesta fecha en
que varios de mis vecinos me rescataron y me trasladaron
a la ciencia.
Los médicos no me
aseguraban que sobreviviera.
Debo agradecerle a Dios por salvarme la vida. Al
esfuerzo de los médicos que lucharon. A mis seres queridos que son muchos.
Con la ayuda de Dios que me ofreció perseverancia
pudimos salir con vida.
Después
de ese 24 de julio del año 2012 es para mí inolvidable.
Quien
no ha sufrido una enfermedad, ignora lo que es una amenaza para el organismo humano
que la sufre.
Esa
amenaza anuncia un daño irreversible, en que altera el equilibrio biológico y
hay que luchar y dejarse de “complejos” para poder subsistir.
Es
la clave evolucionista en que se desata la desadaptación al medio, a sabiendas
de que hay muchos riesgos de que la selección natural penalice al organismo
vivo.
He
bien sabido que la penalización máxima, es la tarjeta roja, que te dice que se
acerca la muerte y la de color amarilla es la que avisa de la enfermedad.
Hay
que ser perseverante y luchar por la existencia, porque la supervivencia premia
siempre a los más aptos.
Los seres humanos se complican, en
ocasiones debido a las escasas aptitudes biológicas.
No
hay mamífero que nazca en condiciones de mayor prematuridad que los humanos a
pesar de que existe una cualidad que es la inteligencia y comprender que hay
que vivir con la secuela que queda.
Debemos
comprender que el ser humano es un animal inteligente, que entiende y usa la
actividad mental para seguir hacia adelante.
La
inteligencia en la especie humana es un rasgo fenotípico, un factor de
adaptación de convivir, vencer retos, desafíos, volver al medio económico,
social, cultural, político, a no tener complejos.
El
Australopiteco consiguió vivir en la tierra más de un millón de años, pero al
final desapareció y el innato optimismo murió por tener poca inteligencia, ya
que su cráneo no tenía más de 400 CC de capacidad.
No
obstante, la especie humana resiste a grandes debacles porque tiene 1,400 CC de
inteligencia y con capacidad para adaptarse al medio y aprendió a cultivar la
tierra y transformó naturaleza en cultura.
Ese
fue el origen de la "agricultura".
Mientras
que la Cultura no sólo se basa en las Bellas Artes, sino en todo aquello que el
ser humano hace con la naturaleza.
Y
lo ejecuta por la perentoria necesidad biológica y en caso adverso no podría
vivir.
Los neurobiólogos tienen claro que sólo han
desarrollado sistema nervioso los seres vivos que se desplazan en el espacio.
Las
plantas no tienen sistema nervioso, porque no lo necesitan ya que no se mueven.
Pero,
el sistema nervioso es un órgano de previsión y el hombre tiene que saber dónde
va a tirar el pie para avanzar.
Tengo
entendido que el tiempo de los humanos no en presente, sino el porvenir,
contrario a los animales.
A
los humanos el porvenir se presenta en forma de “oportunidades” y convertirla
en realidad.
Gracias
a Dios estamos vivimos y con ganas de seguir aportando a la sociedad que nos
legó Juan Pablo Duarte.
Dios
es mi guía, protector y mi camino.
Aunque
muchos malvados la han saqueado: ¡Viva la República Dominicana!.
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