26 feb 2022

Ante tanta pobreza, ¿qué hacer?  

Por: Ramón Antonio Veras. 
Introducción 
 
1.- El tránsito del ser humano por el planeta tierra, solo tiene sentido cuando contribuye haciendo posible las condiciones materiales y espirituales favorables para la especie humana. 
 
2.- Preocuparse por hacer dignos a los demás, es demostración de que se quiere ennoblecer con actos, a la vez que se enseña sensibilidad a otros integrantes de la comunidad. 

 

3.- Las condiciones de existencia de las personas físicas que nacen y se desarrollan en el medio social dominicano, están a la vista de todas y de todos   los que tienen la posibilidad de percibir con los ojos. Basta con poder ver para comprobar cómo estamos viviendo. 

 

I.- El hecho de ser pobre en nuestro país 

 

4.-   La formación física y educativa de una dominicana o un dominicano, depende de su clase social, del lugar de ubicación en el ordenamiento económico vigente, causante de que la mayoría de la población carezca de lo indispensable para vivir. 

 

5.- El embarazo de una mujer dominicana no le garantiza el nacimiento de la criatura, de donde resulta que su preñez no le asegura que va a tener un parto feliz, un niño o niña viable, por lo que su gravidez puede convertirse en una incertidumbre.  

 

6.- En el hipotético caso de que en el país llegue a nacer  un bebé,  su crianza no la tiene asegurada si forma parte del montón que, más allá  de su lactancia, no tiene nada de certeza para su alimentación. Le acecha la desnutrición, o morir de una enfermedad curable. 

 

7.- Ser pobre en la República Dominicana, quiere decir un ente social que no tiene garantía de empleo, comida, servicios de salud y educación; vivienda, agua potable y otra luz que no sea la del día. 

 

 8.- La pobretería caracterizada en el desamparo, las penurias, notoria indigencia y miseria, es el cuadro dramático que nos muestra lo que es la sociedad dominicana, donde la carencia identifica a la generalidad de los nuestros. 

 

9.- Al lado de la inopia que padecen las grandes mayorías nacionales, está presente la abundancia de bienes de una minoría que hace gala de la opulencia, a la cual todo le sobra.  Somos testigos de un medio social que causa pena al sensible y motiva alegría o indiferencia al indolente. 

 

10.- Además de las penurias que padece la generalidad de mujeres y hombres del pueblo, su estado de postración física y moral se agrava por la angustia que les genera la degradación ética y el desprecio a las buenas costumbres. 

 

II.- Debemos reflexionar   

11.- El orden social bajo el cual estamos viviendo los dominicanos y las dominicanas, con sus lacras sistémicas motiva hastío y llama a la reflexión al que se aflige ante el padecimiento que afecta a su pueblo. 

 

12.- A cualquier persona mínimamente sensible, le resulta sumamente difícil encontrarse a gusto en un país en el cual la gran mayoría se mantiene bajo estado permanente de dolor interior y abrumada por cargas físicas y morales. 

 

13.- No puede considerarse desesperanzado aquel que ve la realidad   sin estar dominado por pesimismo, ni derrotismo alguno.  Los hechos son los hechos y no se derriten; se mantienen o cambian dependiendo del proceder de las fuerzas humanas activas que se oponen a su permanencia. 

 

Ideas finales 

14.- Este artículo no lo he elaborado con sentimientos exagerados para causar aflicción ni motivar sentimentalismos. Simplemente me he limitado a describir, a bien dibujar, a patentizar lo que está a la vista. 

 

15.- Lo que he descrito por medio de la escritura, es pintar el cuadro de la penosa situación que podemos atestiguar de la realidad dominicana que conmueve y desgarra motivando pena y dolor. 

 

16.- La existencia real y objetiva de lo que es nuestro país, está expuesta en este trabajo, el cual he realizado partiendo de lo que verdaderamente nos está ocurriendo, ajustándome a la certidumbre, poniendo los hechos tal como son y no de otra manera.  

 

17.- La actitud que toma un sujeto cualquiera en el medio donde vive sirve para definirlo como falto de sentimientos, indolente ante las cosas que causan dolor a su prójimo, e indiferente ante el drama humano. 

 

18.- Sería un logro vivificar, reanimar a los sectores comprometidos con la lucha social en la República dominicana para que se reactiven, poniéndose en tensión para modificar la cruel existencia que padecen las masas populares. 

 

19.- Cada uno de mis connacionales debe considerar detenidamente, si desde el punto de vista humano conviene a la mayoría del pueblo dominicano seguir viviendo bajo el modelo económico actual causante de la mendicidad que sufre la mayoría de los dominicanos y las dominicanas. 

 

20.- Sin duda alguna, debe revisarse por completo la persona humana que no se conduele ante el dolor ajeno. La vida amarga que llevan encima los pobres de nuestro país, debe generar indignación y no indiferencia. 

 

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