
El joven Luis Miguel Ramos y su madre Ana Rodríguez, quien ahora ella dice que después de la lluvia de balas disparadas por la Policía desconoce el paradero y el estado de salud de su hijo.
Por Lucrecia Cabreja.
Montecristi, R.D.- Doce
policías descargaron “lluvias de balas” persiguiendo al joven Luis Miguel Ramos.
El hombre escapó en medio de
los disparos que caían por todas partes.
Su madre y la enfermera Ana
Rodríguez, ignora el paradero y las condiciones de salud de su vástago.
También, la atribulada
mujer desconoce las causas de la persecución contra su hijo.
Parroquianos de la zona
dicen que salvaron sus vidas porque se tiraron de “bruces debajo de las camas” porque las balas silbaban por encima de sus
cabezas.
Narran que nunca, ni
siquiera en las series de películas que presentan por televisión habían
escuchado el sonido de tantas balas.
Entre el susto, temor y
pánico a ser herido los comunitarios solo escuchaban de los agentes de que le
tiraran a matar.
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