La República Dominicana es una resonancia ya africanizada.
El trabajo diverso es controlado por los foráneos.
El manejan los carros de concho, el mercadeo, las técnicas, los estudios superiores alcanzan cambios insospechados.
Las principales áreas comerciales y bancarias son arrabalizadas por las huestes haitianas
descendientes de Africa y otras nacionalidades.
Las flojeras y entreguismo de los gobiernos dominicanos es lo que ha provocado que cada vez más el incremento en la cantidad de haitianos de todas las edades y condiciones físicas.
Esto, con el transcurrir del tiempo, provocará confrontaciones entre dominicanos y haitianos.
De no controlarse la afluencia de haitianos, la República Dominicana se encamina a perder su identidad.
Ambos comparten el mismo continente, de eso estamos claros, pero dramáticamente diferentes.
Tienen idiomas, lenguas, costumbres, leyes, diferentes.
La República Dominicana está situada en la parte Este y mantuvo el dominio de España.
Haití, en cambio, está ubicada en la parte Oeste y bajo el control de Francia.
Francia, Canadá y otras naciones, saquearon las riquezas de Haití y luego la abandonaron a su merced.
Ahora, esas potencias quieren que República Dominicana acoja esa carga, la cual no puede con lleva.
Esas potencias lo que buscan es que República Dominicana se joda.
Los haitianos han desatado una embestida contra los dominicanos dentro y fuera.
Asesinan a hombres, violan mujeres, mutilan a machetazos los brazos de jóvenes y destruyen los árboles.
Con la complicidad de gobernantes y autoridades los haitianos imponen sus costumbres malsanas.
La migración haitiana se ha creado una espiral de inestabilidad generalizada en este país de Juan Pablo Duarte.
Y el gobierno en vez de enfrentar esta vorágine de mal gusto la acepta, se muestra indiferente.
Los casos de difteria detectado en el país con algunas muertes, han sido exportados desde Haití, lo que simboliza un peligro para el país.
Las calles, avenidas, campos, barrios, urbanizaciones y centros comerciales están llenos de haitianos sin modales.
La mayoría de los países del área no quieren saber de los haitianos y República Dominicana parece ser el lugar predilecto para ellos.
Mientras esos traidores maquinan para fusionar a Haití y República Dominicana, la soberanía peligra.
Pero, alguna día deben comprender que podrán cortar todas las flores, sin embargo, no acabarán con la primavera.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario