Pedro Miguel Lama Mercado,
el taxista ultimado a tiros en Moca.
Por Marcelo Peralta
El desempleo multiplica la delincuencia. Los salarios humillantes la estimulan.
Nunca tuvo tanta actualidad el viejo proverbio que enseña: El vivo vive del bobo, y el bobo de su trabajo.
Hoy, día en cambio, ya nadie dice, porque nadie lo creería, aquello de trabaja y prosperarás.
La única medicina contra el sufrimiento, la delincuencia, y todos los demás males de la humanidad, es la sabiduría.
La ley que atenta contra la vida de un hombre es impracticable, injusta, inadmisible.
Hay que reprimir la delincuencia, porque está diezmando a la sociedad.
Ese infausto flagelo, con sus agentes ocultos que procura, el rastrillado generalizado, constituye un medio de vigilancia perpetua sobre la población.
Los organismos de seguridad del Estado son los aparatos que permiten controlar, a los propios delincuentes, todo el campo social, pero no se está haciendo nada para que la población se JODA.
El Estado es la vasta maquinaria de la delincuencia y de la agresión institucionalizada, la "organización de los medios políticos" con el objetivo de enriquecerse.
Ante la flojera del Estado, nos hallamos ante una organización criminal y que, por consiguiente, su categoría moral es radicalmente distinta de la de cualquiera de los legítimos dueños de propiedades.
Desde las entrañas del poder no hay forma de acabar con el mal, nos consolamos desactivando a sus elementos más lerdos.
Las artes y la delincuencia siempre han florecido juntas.
Los delincuentes están quebrantando las leyes y llenando la paciencia de los ciudadanos y el gobierno TODO AMEN, al igual que aquellos aplicadores de las leyes quienes han soltado al PAIS en BANDA.
Desde el gobierno no se observa interés en tratar de empezar una nueva vida, como cualquier fulano huido, porque no hay voluntad de entrarle a uñas y dientes a los delincuentes.
Todo, eventualmente todo, se les ha ido de las manos al gobierno y por eso la vida ciudadana no vale una guayaba podrida.
Los ciudadanos dominicanos estamos como si se habría salido el día en que entró en la noche.
Mientras sigue la vorágine, los funcionarios y autoridades inescrupulosas a quienes no les hacen caso al desorden, lo único que quieren es premios, dinero, fama, mujeres hermosas y carros lujosos.
En tanto, ellos y ellas se vuelven ricos poderosos, y les da un comino de que todo se convierta en cenizas.
Desde el gobierno no se debe trazar planes que sirvan de plataforma para generar fuentes de ingreso.
Quienes hemos podido estudiar un poco, sabemos que el desempleo es un detonante que multiplica el auge de la delincuencia.
Igual fenómeno ocurre cuando los salarios son humillantes, y que para lo único que sirven es para estimular la delincuencia como sucede en la actualidad.
Cabe aquí mencionar el viejo proverbio que establece de que el vivo vive del bobo, y el bobo de su trabajo.
En cambio, ya nadie dice nada, porque nadie lo creería, aquello de que el que trabaja y prosperarás.
La situación es tan preocupante de que hasta los niños están cometiendo crímenes.
Se impone, entonces, de que hoy día hay que hablar de hogares deshechos, padres negligentes, nada adecuado a su temperamento y muchos arguen la excusa de que no hay trabajo para justificar la vagancia.
Parece que los estamentos estatales que tienen que enfrentar este flagelo ganan más guardando silencio que disponerse a armar jaleo y darle duro a los delincuentes.
Da escalofrío que en Moca, hayan asesinado a un taxista que se buscaba la vida para costear la carrera de Educación en la que estudiaba en la Universidad y servir a la Patria en el porvenir.
Pedro Miguel Lama Mercado, de 40 años de edad, perdió la arrancada por la delincuencia, mientras al gobierno eso no les hace NADA que persona empeñada en cambiar su estatus sea acribillado por los delincuentes.
Es impostergable decirle la Estado de que vasta maquinaria de la delincuencia y de la agresión institucionalizadas, la "organización de los medios políticos" con el objetivo de enriquecerse, de que enfrente a esa organización criminal, porque sus estragos ya cansan.
Sabemos que la delincuencia es motivada por la falta de empleos, el fácil acceso a las drogas, la falta de oportunidades de empleo, salud, educación y espacios para la cultura, el deporte, la desintegración familiar, la impunidad que componen el contexto en el que nace y crece la juventud dominicana.
En la actualidad crecen los violadores y asesinos donde la ciudadanía es la víctima.
Y esos que se dedican a matar y a robar son perros que lamen los vómitos que los azotan.
Los perros actúan por instinto, por lo que pueden aprender muchas, ya que son metas son el ser asesino, delincuentes sin ningún tipo de compasión.
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