Santiago, R.D.- El cinismo, hipocresía y hasta complicidad de la Iglesia Católica, en ocasiones sale a flote en fechas memorables, como hoy en el Día de Nuestra Señora de La Altagracia, en que los obispos emiten una carta haciendo críticas.
Esta organización católica
que por años ha permitido que sacerdotes y algunos de sus jerarcas cometan
abusos sexuales contra menores, ahora trata de “limpiarse” y “truena” contra
supuestos males sociales, los que define como pandemias y reclama “reflexión”.
En un documento, hace una
analogía con el Covid-19 la Conferencia del Episcopado Dominicano, a la
vez que instó a contrarrestar las pandemias de la mentira, la
violencia, el afán del dinero y el hedonismo que amenazan a los pueblos.
Tras poner a circular la Carta
Pastoral titulada “San José, custodio del Redentor y modelo del creyente”,
dedicada al esposo de María, la madre de Jesús.
“Un orden nuevo se está
gestando, y la Iglesia tiene ante sí misiones inmensas, como en las épocas más
trágicas de la historia”, expresa el documento sobre la pandemia del Covid-19
que ha acaparado la atención de la humanidad; ha sido objeto de duros y
prolongados debates en los medios de comunicación.
La carta pastoral dice aunque
nunca en la historia reciente había sucedido un fenómeno de tal envergadura
como la actual pandemia, los obispos plantean que el nuevo coronavirus no
afecta al ser humano en su esencia, sino que, a la luz de la fe, tan sólo lo toca
tangencialmente. Advierten que “el verdadero drama de nuestro siglo es el
vacío de Dios en el alma de tantos pueblos y la verdadera pandemia que nos
aqueja es la anemia espiritual”.
Mentira
Los líderes de la Iglesia Católica exponen que la “pandemia de la mentira es
la primera que irrumpe, la más peligrosa. Se hace pasar como portadora de la
verdad y de la luz (Luzbel)”, además de que usa algunos medios de comunicación
para bombardear a los hogares con normas, costumbres y modelos de vida
contrarios a la Revelación.
Lamentan que niños y jóvenes
muchas veces son víctimas de agentes que difunden falsas doctrinas y una sabiduría
enemiga de la Cruz de Cristo.
Violencia
La Iglesia Católica considera también que la misión de la pandemia de la violencia
es que los hombres se maten unos a otros indiscriminadamente. “Este espíritu
de violencia, lamentablemente parece que se ha ido adueñando de algunos pueblos”,
reflexiona, tras citar, además de las guerras, maltratos, burlas y acosos
entre alumnos, vandalismo, peleas callejeras, trata de personas, terrorismo y
armamentismo.
Llamó a imitar el ejemplo de
Jesús que venció la violencia y el odio hacia él con amor, abriendo las
puertas a la salvación con su perdón gratuito.
Refiere que en un mundo donde
la violencia psicológica, verbal y física sobre la mujer es patente, también
José se convirtió en un símbolo de respeto hacia su esposa María.
Amor al dinero
Los obispos condenan además el afán y la idolatría del dinero que rige la vida
actual de los pueblos, bajo la ilusión de que quien más bienes consigue, más
asegurada tiene la supervivencia en este mundo.
“La vida humana se convierte
para ellos en un inmenso mercado donde cada uno intenta, compitiendo, atesorar
el máximo de riquezas”, indica la Carta Pastoral, tras recordar el pasaje
bíblico en Primera de Timoteo respecto a que “el amor al dinero es la raíz de
toda clase de males”.
La CED estima que en una
situación de precariedad, la respuesta no está en el dinero, sino en el Dios
providente que sabe cuidar de sus criaturas, al recordar que “el creyente no
se angustia, como los paganos, “ni se desespera por su vida, qué va a comer o
con qué se va a vestir”.
Hedonismo
Los obispos condenan, asimismo, la pandemia del hedonismo -doctrina que aboga
por la búsqueda constante del placer y el bienestar en todos los ámbitos de la
vida-, que arrastra a gran parte de la humanidad a los falsos paraísos
terrenales, como el consumo de alcohol y drogas, así como el sexo y dinero
fácil, placeres que en vez de felicidad producen mucho dolor y esclavitud.
“El hedonismo es sucio e
inmisericorde, al final todo acaba en podredumbre y hastío”, refiere la
reflexión pastoral que invita a la población a no romper bajo ningún concepto
la unidad familiar.
Apunta que “la persona que
vive una sexualidad desordenada entristece al Espíritu Santo y se convierte
en un ciego sin discernimiento, incapaz de descubrir los designios secretos
del Dios de la historia”.
Arrogancia de los gobernantes
El documento precisa que pese
a la impresión de que el mundo está a merced de los fuertes y poderosos, así como
bajo la arrogancia y violencia de los gobernantes terrenales, la “buena
noticia” del Evangelio consiste en mostrar cómo Dios siempre encuentra un
camino para cumplir su plan de salvación.
En su Carta Pastoral, la
Iglesia Católica exhorta a la población a tener la misma valentía creativa del
carpintero de Nazaret, que sabía transformar un problema en una oportunidad,
anteponiendo siempre la confianza en la providencia.
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