Por Rafael Romero Peralta
Miguel Decamps:
Yo viví, siendo un niño de doce años,
cuando los del campo saquearon algunos colmados en mi pueblo, aquello fue
terrible los campesinos llegaron con hachas y machetes al pueblo y empezaron a
desarrajar las puertas de los comercios de comestibles.
Lo hacían empujados por
una huelga total que los pueblerinos hicimos para empujar la salida del país de
los miembros de la familia Trujillo que permanecían en el país aferrados a
quedarse en el poder.
Él
hombre se mantuvo oculto en el local más de una semana, mamá y Víctor curaron
sus heridas mientras imploraba que no lo entregáramos al pueblo que lo buscaba
para apalearlo.
Todo
pasó como va a pasar lo que estamos viviendo en estos momentos de coronavirus,
los Trujillo se fueron, pero en mí ese recuerdo no ha desaparecido nunca, y me
llega más profundamente a nivel de angustia, cuando veo y escucho a quienes
teorizan pidiendo una ampliación del toque de queda absoluto. Ayúdame, que no puedo resistir tanta ignorancia.
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