Susi Pola.
Susi Polasusipola@gmail.com
La noticia de las instrucciones dadas a fiscales titulares y
procuradores/as de cortes para solicitar a jueces/zas prisión domiciliaria a
presos mayores de 60 años o en condición de enfermedad, no sorprendió por su
finalidad: evitar el contagio posible en un espacio superpoblado en el que, el
riesgo de infestación siempre es mayor.
En esta cuarentena, reiteradamente prolongada y probablemente continuada,
porque la situación de contagio es su mayor peligro, no nos sorprende, pero si
nos preocupa esa fase logística de identificación de los reos, en la que no hay
datos suficientemente transparentes. Y la sospecha de que sea aprovechado para
prevaler de libertades no tan justificadas y si recomendadas, está presente en
este pueblo reiteradamente engañado.
Sería importante que la acción fuera limpia y diáfana, porque aquí hay presos
de dolientes poderosos, que ni son viejos, aunque estén rondando los sesenta,
ni están enfermos y como la cuarentena se va a seguir prolongando, según las
proyecciones internacionales, el pueblo debería saber quiénes serán los reos
agraciados.
Por lo demás, ningún preso condenado o en proceso de serlo, por violencia
basada en el género contra las mujeres, sean violencias graves, violaciones
sexuales, amenazas y feminicidios, debería pasar la cuarentena en su casa,
donde las denuncias y datos aportados por la Policía Nacional y el Ministerio
de la Mujer, así como las organizaciones que se ocupan de estos crímenes,
refieren un aumento importante de violencias contra mujeres y niñas, obligadas
a estar encerradas con el enemigo.
La situación provocada por la pandemia del COVI-19, si bien ha puesto en
evidencia que los sistemas sanitarios no sirven en ningún país para un fenómeno
tal, también ha demostrado que la capacidad social, política y económica de
todos los países, grandes y pequeños y con sus diferencias, tienen que cambiar
sus previsiones, en las que la gente común del pueblo ha de ser el primer
objetivo, no como hasta ahora ha sucedido.
Y si tantos y universales errores, no ponen a los gobiernos a modificar ya
mismo sus estrategias hacia la sobrevivencia de la mayoría de este país, por
ejemplo, nos comerá el virus coronado y las consecuencias, serían demoledoras
en todos los órdenes.
En todo caso, con la seguridad de las mujeres y las niñas, ya no jueguen
más a decir y no hacer. Que la cuarentena de las agredidas sea vigilada
comunitariamente y que aquellos presos que golpearon, violaron, mutilaron,
amenazaron y mataron a mujeres y niñas, pasen su cuarentena en la cárcel, junto
a los que tienen padrinos políticos, que se lo merecen.
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