Por Marcelo Peralta
Santiago, R.D.- Hoy, martes de
enero del 2022, se conmemoran 209 años de haber nacido el Padre de la Patria
dominicana, Juan Pablo Duarte Díez.
Vino al mundo el 26 de enero
del 1813 en Santo Domingo y falleció desterrado en Caracas, Venezuela, un
triste, enfermo, el 15 de julio de 1876.
En esa ocasión, el hombre más
emblemático dominicano murió cuando apenas tenía 63 años de edad.
Escribió frases famosas, como
“Vivir sin Patria, es vivir sin honor”; “Nuestra Patria ha de ser libre e independiente
de toda potencia extranjera o se hunde la isla”, sin embargo, la tierra donde
nació y luchó está llena de los enemigos contra quienes luchó.
Representantes de entidades
políticas, sociales, económicas y de poder, han traicionado sus ideales son
borrados, la Patria mancillada, invadida, estropeada y pisoteada.
Aquí acuña bien su frase, “Mientras
no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos
dominicanos serán víctimas de sus maquinaciones”.
No obstante, Duarte Díez
insta a los dominicanos, “Trabajar por y para la Patria, que es trabajar para
nuestros hijos y para nosotros mismos”.
Pero, el actual gobierno, la
creación de trabajo está prácticamente paralizado, porque el actual gobierno no
muestra justeza ni energía en sacar a los enemigos políticos para incorporar a
quienes lucharon para llevarlos al poder.
Parece la Patria, la libertad,
independencia y Soberanía se está perdiendo, porque el gobierno de Luis
Abinader y sus colaboradores se empecinan en llenar cada vez más el país de
haitianos.
Juan Pablo Duarte Díez,
evaluó de forma excelente cada una de sus frases en la que implora: “Dios ha de
concederme bastante fortaleza para no descender a la tumba sin dejar a mi Patria
libre, independiente y triunfante”.
Del mismo modo, aduce: “Hay palabras que por las ideas que revelan
llaman la atención y atraen simpatías hacia los seres que las pronuncian”.
La sabiduría del distinguido
patricio recuerda; “El esclavo soporta su suerte aunque oprobia su triste
vivir; pero el libre prefiere la muerte al oprobio de tal existir”.
Duarte Díez, hacía saber que:
“Cuán triste, largo y cansado, cuán angustioso camino, señala el Ente divino al
infeliz desterrado”, la que vivió en Caracas, Venezuela, a pesar de su encomiable
rol liberando a su Patria de los invasores haitianos.
Tanto ayer, al igual que hoy,
Duarte Díez, instaba que la “La nación está obligada a conservar, proteger por
medio de leyes sabias y justas la libertad personal, civil e individual, la
propiedad y demás derechos legítimos de todos los individuos que la componen”.
Asumió que “La verdad no
existe, solo existe la percepción que tenemos de ella” y que “La ley no puede
tener, ni podrá jamás, efecto retroactivo”.
En sus remembranzas indicaba
que en el país debe haber: “Un estado de derecho que posibilite la integración
popular y plural del pueblo dominicano como es en realidad”.
También, que “No es la cruz
el signo del padecimiento, sino es el símbolo de la redención”.
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