Por Marcel Peralta
Santiago, R.D.-En medio de intensidad natural, humana, desmayos, numerosas personas de diferentes edades acudieron este jueves de Corpus Christi a proclamar y recordar la Solemnidad del cuerpo y sangre de Jesucristo, evento religioso que se realiza desde el siglo XIII.
El escenario predilecto para el magno evento religioso fue el estadio de béisbol hogar del equipo Águilas Cibaeñas, sector Gurabito parte baja norte de la ciudad de Santiago de los Caballeros.
En este lugar convergen millares de personas y es tradicional que la directiva del equipo mamey seda las instalaciones deportivas a este esencial evento.
La Eucaristía es una manifestación pública de fe a católicos, encabezada por el arzobispo su eminencia reverendísima, monseñor Héctor Rafael Rodríguez.
Salió a las 7:00am desde la Catedral Santiago Apóstol El Mayo situada en la cuadra de las esquinas 30 de marzo, Del Sol, Benito Monción y 16 de agosto hasta en estadio Cibao en Gurabito.
Muchos hicieron la caminata a pie y otros esperaban en el campo deportivo.
Se realiza con motivo del Año Jubilar este año denominada “Peregrino de Esperanza”.
Monseñor Héctor Rafael Rodríguez presidió la eucaristía ante miles de católicos de las pastorales de la Arquidiócesis de Santiago, quienes, con prendas de vestir, de color blanco, se concentrados el campo deportivo celebrando jubilosos con cánticos y plegarias a Dios el Día de Corpus Christi.
“La eucaristía nos enseñan que lo poco comparado con amor se convierte en abundancia, nos enseña que sí cada uno ofrece lo que tiene, tiempo, compasión, dones, escucha, pequeño aporte, entonces, el hambre del mundo puede empezar a calmarse”, enfatizó el arzobispo en la homilía.
El pastor católico afirmó que con el egoísmo las cosas empeoran, mientras la solidaridad y el compartir pueden ocurrir muchos milagros.
En este gesto de Jesús-agregó- está en el corazón de su enseñanza, la fiesta que nosotros celebramos hoy no basta con rezar, hay que compartir, no basta con mirar al cielo, hay que mirar al hermano necesitado y, de manera especial, al hermano que sufre hambre, calamidad, miseria.
Memorizó que San Pablo en la segunda lectura nos recuerda las palabras de Jesús en la última cena: “Hagan esto en memoria mía”.
Dijo que esas palabras de San Pablo son para nosotros hoy.
“Ese es el desafío, eso que hizo Jesús que ocurrió en la multiplicación de los panes, también puede ser hecho por nosotros hoy. La cena del Señor es memoria viva que nos compromete, desafía, por eso no puede haber comunión verdadera sin justicia, ni una devoción verdadera a Dios sin solidaridad”, subrayó.
El prelado católico significó que no tiene sentido comulgar con Cristo “si cerramos el corazón a los que sufren, a los hermanos, a esos pobres, no tiene sentido comulgar con Cristo si ignoramos las lágrimas de quienes sufren, si nos desentendemos de los problemas del pueblo y sufrimientos del prójimo”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario