Por NÉSTOR ESTÉVEZ – Periodista. Reside en Santo Domingo.
“Mente sana en cuerpo sano”
es una expresión que habremos escuchado muchas veces. Se trata de una manera de
enunciar la relación existente entre el bienestar en ambos ámbitos.
Y aunque mucha gente se niega
a aceptar la posibilidad de algún trastorno mental, lo real es que regularmente
se llega a admitir cuando la situación se extrema.
Antes de la pandemia, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) indicaba que la depresión, la ansiedad,
el estrés postraumático, el trastorno bipolar y la esquizofrenia estaban
afectando a una de cada cinco personas. Es lógico pensar que esa proporción
haya cambiado para peor en los últimos dos años.
Ese mismo organismo
internacional describe la salud como “un estado de completo bienestar físico,
mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. En
el caso específico de la salud mental, la define como “un estado de bienestar
en el que la persona realiza sus actividades y es capaz de hacer frente al
estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su
comunidad”.
Visto así, la salud mental ha
de ser de alta relevancia para cada persona, para el fortalecimiento y avance
sostenible de las comunidades y para el bienestar de la sociedad en general.
Es por ello que, aunque para
atender casos particulares, y fundamentalmente cuando se haya llegado a niveles
patológicos, están los especialistas en el tema, para la generalidad de las
personas vale que asumamos algunas acciones que dan como resultado un
equilibrio que ayuda a mantenernos en el mejor estado posible.
En una sociedad
hipercomunicada, en la que todos producimos y consumimos contenidos mediante
los mensajes, y con tantos estímulos orientados a generar emociones,
sentimientos y actitudes, comenzar por gestionar nuestra exposición es clave
para cuidar la salud mental.
A modo de resumen, con la
puesta en práctica de las acciones indicadas en esta breve lista conseguiremos
mantener el equilibrio que permite el real avance.
*Cuida tus fuentes de
información. No es lo mismo que algo te llegue a que tú lo busques. Cuando lo
buscas puedes escoger a quien o a quienes creer. Ahora suelen llegarnos muchos
mensajes que no estamos buscando, ni necesitamos, pero proceden de alguien que
descubrió la manera de llegar hasta nosotros, y lo hace con alguna intención.
Por eso es preferible buscar la información que necesitamos.
*Cuídate de las distracciones.
Los buscadores de internet son cada vez más usados. Ahora está muy de moda
“guglear” (porque Google es uno de los buscadores más conocidos). Por
cada búsqueda que hacemos aparece muchísima “información”. Alguna puede ser
valiosa, pero la mayor parte corresponde a contenido que alguien ha ofrecido
con algún propósito muy particular. Mucho de ese contenido está elaborado para
llamar la atención y por eso suele desviarnos de lo que realmente buscamos.
*Da el debido seguimiento. En
esta época es muy común aquello de “crea fama y échate a dormir”, aunque
realmente no se duerman. Muchos sitios de internet pescan personas incautas
porque comienzan ofreciendo contenido interesante, pero después que saben sobre
tus temas de interés se deciden al ataque. Que una página te ofrezca un
contenido útil no significa que siempre lo hará. Mantente alerta.
*Maneja tu horario para
exponerte a la web. La mayor parte de los “sites” de internet están diseñados
para llamar y mantener tu atención. Si no te dosificas en su uso puedes
terminar con la famosa “seguidilla”, creando adicción a la web. De ahí que
gestionar tu tiempo sea tan útil en esta época.
*Aplica el triple filtro de
Sócrates. El afamado maestro griego solía recomendar un triple filtro para los
mensajes: verdad, utilidad y bondad. Cuando lo aplicamos, solo dedicamos
atención a mensajes que se correspondan con la verdad, que proporcionen
información con alguna utilidad para nosotros y que aporten algo bueno. Todo lo
demás, decía él, no merecía su tiempo.
Estamos viviendo una etapa en
la que la gestión de los mensajes se ha vuelto cada vez más compleja, pero
sigue siendo de altísima necesidad. Con tantas técnicas para distraernos, es
cada vez más útil cuidar la forma que alguien pueda dar a nuestros pensamientos
mediante el uso de mensajes disfrazados de información.
Solo actuando con el debido
cuidado podremos garantizar nuestro equilibrio mental. Solo así mantendremos
nuestra capacidad de pensar, manifestar sentimientos, interactuar con los demás,
ganar el sustento y disfrutar de la vida.
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