Luis Amilkar Gómez.Recientemente un talentoso poeta ecuatoriano contestó a uno de mis escritos con insultos.
El más ignorante e infantil de todos fue el de "comunista".
Su diatriba me inspiró para escribir lo que siento.
Haber estudiado en Rusia no me hace automáticamente comunista.
El que no me gusten las religiones, no quiere decir que sea ateo.
El que sea feo no quiere decir que no sea atractivo.
Simpatizar por el Barcelona no me hace odiar al Real Madrid.
Amar a Rita no me hace aborrecer a las demás mujeres.
Gustarme el merengue y la salsa, no me hace despreciar el reggetón.
Hablar bien del sistema de salud y educación cubano, no me hace enemigo de los exiliados de Miami.
Vivir en el
retiro, no implica que esté acabado.
Simpatizar con Messi no significa odiar a Ronaldo.
Entender a la comunidad LGBT, no incide en que sea o no sea maricón.
Que algunos abogados no me caigan bien, no me hace odiar la justicia.
Ser fanático de Raphael no me hace ignorar a Sandro.
Si las cosas no me salen bien en la vida, no es culpa de la humanidad.
Tener o no tener un título universitario, no me hace mejor ni más inteligente que nadie.
Admirar a Michael Jordan no me hace desconocer a Lebrón James.
Que me guste el ron y el vino, no me hace un alcohólico.
Rezar todos
los días, no salvará mi alma.
Así como no rezar tampoco me condena.
Ser liceísta no me hace maldecir a mis amigos aguiluchos.
Y termino con ésta: que no me guste Trump, no quiere decir que me encante Biden.
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