Por Marcelo Peralta
Los desequilibrios y desigualdades
sociales generan conflictos,
y por ende viene la violencia.
Cuando los ricos basados en influencias aprovechando
se adueñan de las tierras de los pobres, esa situación desembocar
conflagraciones, en emigraciones masivas y en la ocupación de espacios viene por
la fuerza.
La miseria injusta y conflictiva inexorablemente
genera explotaciones insensatas.
Alguien que en un desesperado intento por amortizar
capitales mediante las ocasiones influenciadas provoca malestares colectivos.
Aprovechar la pobreza exasperante conlleva
insatisfacción, animosidad, odio y ánimo vengativo.
Los desequilibrios extremos son
insostenibles y provocan conflictos y violencias.
Las desigualdades extremas son medios de violencia.
¿Qué mayor violencia que dejar morir de
hambre a seres humanos?
Aprovecharse de la pobreza en la
que viven muchas familias es un acto de violencia permanente.
Una actitud desmedida engendra violencia y
deja terribles secuelas.
Torpedear cuando se tiene una posición
política trae manifestaciones que se convierten en "el principal
enemigo", de un conglomerado.
El crimen organizado, las mafias, aquellos que trafican con droga, armas, seres humanos,
con madera a través del tráfico de influencia, fomenta la violencia y la corrupción.
Cada vez que se originan negocios irregulares
imbricados y el volumen del comercio se
convierte en estilo de mafias y afecta a muchas personas.
Ahí devienen las presiones migratorias, los dramas que
conllevan rechazos, enfrentamientos, especulaciones, desplazamientos humanos,
porque alguien se apodera de los
controles ambientales; violan los derechos de las familias, incrementan el
deterioro social y a la destrucción del medio ambiente.
Es impostergable que desde el gobierno y
las instituciones competentes se busque una salida salomónica a la cuestión que
generó el presidente Leonel Fernández cuando en el año 2006 a espalda del
pueblo favoreció a uno de sus lacayos apropiando de más de la mitad de la zona
de la Sierra.
Y no solo que facultó a ese potentado,
sino que ha puedo en peligro la existencia de ríos que abastecen de agua a
millares de seres humanos; perjudica
decenas de familias y6 afecta el parque Manolo Tavarez Justo y una gran reserva
científica.
Si eso es una área protegida, por dinero que tenga ese político, porque tenga la cara limpia, jamás debe pèrmitírsele que destruya la vegetación y aniquile los ríos, ya que ambos pertenecen a todos.
En este país hay que acabar con los abusos, el deterioro del medio ambiente y meter presos a los depredadores, enemigos de los árboles, porque la generación actual y la porvenir no va a hallar ni siquiera aire para respirar.
Se impone que las autoridades actuales
resuelvan este conflicto antes que alcance dimensiones más altas.
Que predomine la sensatez.
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