Lo mató de una trompada en la nariz por el roce de dos vehículos el salvaje Evaristo Luciano Álvarez Ventura para quien piden al sistema judicial la pena máxima.
Por: Marcel Peralta
Santiago, R.D.-Tristeza es lo que se respira en República Dominicana por el asesinato a golpes del locutor y analista de televisión Rommel Roque Guillén Cabrera.
Al hombre de hablar educado, pausado y bien, lo mató de una trompada en la nariz por el roce de dos vehículos el salvaje Evaristo Luciano Álvarez Ventura, para quien la Asociación de Locutores de Santiago de la que era miembro y la sociedad piden al sistema judicial la pena máxima.
Rommel Roque Guillén Cabrera, nació el 16 de agosto de 1959 en el municipio de Villa Bisonó situada al noroeste de la provincia Santiago.
Era hijo de Juan María Guillén Minier y Reyna Cabrera.
El accidente en que el locutor fue asesinado a golpes se originó en el municipio Villa González, al noroeste de la provincia Santiago región del Cibao.
Mientras la Asociación de Locutores de Santiago lamentó el deceso del miembro de esa entidad tras el roce de dos vehículos ocurrido en la calle José Manuel Peña-hijo- municipio de Villa González donde vivía la víctima.
La presidente de la ALS, Águeda Alejo, lamentó la tragedia y exige al sistema judicial a la horade emitir sentencia aplicar la pena máxima contra ese desaprensivo.
Guillén Cabrera persona educada, tranquila, solidaria, respetuosa, por lo que Alejo, llama al ciudadano tener comedimiento, prudencia, sensatez, valorar la vida por encima de eso material.
Dice que por un simple roce de vehículo hay un hombre valioso muerto y otro que purgará condena judicial.
Guillén Cabrera ingresó a trabajar en la radio en el año en 1984 contratado a la emisora Radio Maibá 1430, Amplitud Modulada.
Había laborado en emisoras de Santiago identificado como “El único de la radio” que había subido peldaños al ser nativo de Navarrete.
Trabajaba de panelista en programas de televisión en canales de Navarrete y Santiago.
Guillén Cabrera está sepultado y su asesino Evaristo Luciano Álvarez Ventura detrás de barrotes en la fría celda del Palacio de Justicia en Santiago a espera de medida cautelar.
Y enfrentar un juicio oral y contrario que podría llevarlo a prisión por decenas de años.
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