5 oct 2020

Las desigualdades no solo generan violencia, sino que son violencia.

Por Marcelo Peralta

Los desequilibrios y desigualdades sociales generan conflictos, y por ende viene la violencia.

Cuando los ricos basados en influencias aprovechando se adueñan de las tierras de los pobres, esa situación desembocar conflagraciones, en emigraciones masivas y en la ocupación de espacios viene por la fuerza.

La miseria injusta y conflictiva inexorablemente genera explotaciones insensatas.

Alguien que en un desesperado intento por amortizar capitales mediante las ocasiones influenciadas provoca malestares colectivos.

Aprovechar la pobreza exasperante conlleva insatisfacción, animosidad, odio y ánimo vengativo.

Los desequilibrios extremos son insostenibles y provocan conflictos y violencias.

Las desigualdades extremas son medios de violencia.

¿Qué mayor violencia que dejar morir de hambre a seres humanos?

Aprovecharse de la pobreza en la que viven muchas familias es un acto de violencia permanente.

Una actitud desmedida engendra violencia y deja terribles secuelas.

Torpedear cuando se tiene una posición política trae manifestaciones que se convierten en "el principal enemigo", de un conglomerado.

El crimen organizado, las mafias, aquellos que trafican con droga, armas, seres humanos, con madera a través del tráfico de influencia, fomenta la violencia y la corrupción.

Cada vez que se originan negocios irregulares  imbricados y el volumen del comercio se convierte en estilo de mafias y afecta a muchas personas.

Ahí devienen las presiones migratorias, los dramas que conllevan rechazos, enfrentamientos, especulaciones, desplazamientos humanos, porque alguien  se apodera de los controles ambientales; violan los derechos de las familias, incrementan el deterioro social y a la destrucción del medio ambiente.

Es impostergable que desde el gobierno y las instituciones competentes se busque una salida salomónica a la cuestión que generó el presidente Leonel Fernández cuando en el año 2006 a espalda del pueblo favoreció a uno de sus lacayos apropiando de más de la mitad de la zona de la Sierra.

Y no solo que facultó a ese potentado, sino que ha puedo en peligro la existencia de ríos que abastecen de agua a millares de seres humanos;  perjudica decenas de familias y6 afecta el parque Manolo Tavarez Justo y una gran reserva científica.

Si eso es una área protegida, por dinero que tenga ese político, porque tenga la cara limpia, jamás debe pèrmitírsele que destruya la vegetación y aniquile los ríos, ya que ambos pertenecen a todos.

En este país hay que acabar con los abusos, el deterioro del medio ambiente y meter presos a los depredadores, enemigos de los árboles, porque la generación actual y la porvenir no va a hallar ni siquiera aire para respirar.

Se impone que las autoridades actuales resuelvan este conflicto antes que alcance dimensiones más altas.

Que predomine la sensatez.


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