Este cambio genético se ha detectado en individuos que de forma natural, duermen entre 4 y 6 horas cada noche sin presentar síntomas de fatiga o deterioro cognitivo.
La autora del estudio, la neurocientífica Ying-Hui Fu, dice que hay cuerpos que continúan funcionando cuando dormimos.
Se desintoxican y reparan daños y esas personas pueden realizar esas funciones a un ritmo más alto que los demás".
Se suman otras mutaciones relacionadas con el llamado sueño corto natural, una condición hereditaria que, hasta ahora, se asociaba a cuatro genes y cinco variantes conocidas.
Es decir, dormir más de lo que su cuerpo requiere no aporta beneficios, sino todo lo contrario y hay que investigar a fondo cómo funciona esta mutación permitirá avanzar en la lucha contra el insomnio, somnolencia diurna excesiva y otros trastornos relacionados con el sueño.
Algunas personas han nacido con capacidad insólita en dormir la mitad que el resto sin sufrir consecuencias negativas.
La ciencia ha descubierto una mutación genética que podría explicar esta peculiaridad.
Allanar el camino hacia tratamientos más eficaces para los trastornos del sueño.
El equipo introdujo la mutación en ratones de laboratorio.
Alrededor de 31 minutos menos en condiciones normales y hasta 54 minutos menos tras someterse a privación de sueño mediante estimulación leve.
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