Esta decisión envía feroz
mensaje mediante el primer ministro Wen Jiabao a países de la región del Caribe
y Centroamérica de lo perjudicial del tráfico de drogas.
Jiavao advierte ninguna sociedad
honesta y trabajadora merece con tanto miedo y eliminar criminales peligrosos
atemorizará al resto de delincuentes.
El diplomático entiende
acabando con criminales crecerá la seguridad pública, su gasto se reducirá
drásticamente.
Asegura que a futuro se
reflejará en cultura y comportamiento de las personas.
Hace saber el funcionario
asiático que ni Colombia, México, Venezuela, Ecuador, entre otros países de
América Central, Latinoamérica, aplica sanciones drásticas contra empresarios y
políticos corruptos lo que diezma las arcas públicas.
Plantea el país que quiere
crecer, debe producir mejores profesionales del mundo.
Jiabao, sostiene, en América
Latina, la gente ya no cree ni en sus gobiernos y menos en políticos.
Tampoco respetan las
instituciones, deja de creer y de respetar las leyes, aumenta la violencia, aumenta
el deterioro de servicios esenciales públicos y privados.
Padres y madres con sus hijos
menores de 15 y 18 años en sus casas lo que es un craso error.
La misión es crear manos de
obra renovada, ya que la contradicción hipócrita de la ley solo sirve para
crear peligrosos delincuentes.
Y fue ejecutado a pesar de intensas gestiones de la Cancillería de Colombia
para evitar que se cumpliera la sentencia de pena de muerte que había recibido
en 2013.
Arciniegas había sido
detenido en 2010 y estaba recluido en la prisión de la ciudad de Cantón, en el
sur de China.
El hombre, de 72
años, había reconocido que llevaba casi 4 kilogramos de drogas que le
pidieron traficar a cambio de 5 mil dólares, según un comunicado del Ministerio
de Relaciones Exteriores de Colombia.
Según informó Liu Tao, vocero
de prensa y director de la sección política de la embajada de China en
Colombia, alguien descubierto con 50 gramos de estupefacientes de opio,
heroína, cocaína, marihuana y otros puede ser condenado en su país a desde 15
años de prisión hasta pena de muerte, pasando por cadena perpetua, sin importar
su nacionalidad.
"Tiene un valor
educativo para todo el pueblo colombiano", dijo Liu Tao respecto a la
ejecución de Arciniegas.
Poco antes de que se
publicara este artículo la Cancillería colombiana envió una última
nota pidiendo clemencia a China.
La última de una serie
de gestiones que incluyeron un encuentro la semana pasada entre la
canciller María Ángela Holguín y el embajador de China en Colombia, Li Nianping
y ninguna rindió frutos.
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