Diez monjas españolas de la comunidad de Clarisas de Belorado y Orduña a unánime e irreversible posición abandonaron la Iglesia Católica al negarse comparecer a un tribunal bajo amenaza de excomunión de la Iglesia Conciliar.
Al negarse a presentarse,
dieron carta blanca a Iceta para que firme su excomunión, la sanción que se
impone para ese cargo, considerado de suma gravedad dentro de la doctrina
católica.
El 8 de junio el Arzobispado
de Burgos dio a la congregación un plazo de dos días para consignar una copia
de las llaves de su monasterio, pero la entrega nunca se produjo.
Pese a la beligerancia
exhibida en el escrito, las monjas designaron una comisión mediadora de la que
hacen parte bufetes de abogados, en interés de encontrar una solución «pacífica
y extrajudicial» a su diatriba con el Arzobispado de Burgos.
En criterio de sus
representantes, ellas “se encuentran indefensas y sin ningún tipo de recursos”.
Escribieron al arzobispo de
Burgos, monseñor Mario Iceta, “nos separamos libre, voluntaria, a unanimidad y
con alegría de espíritu y anunciamos la decisión de dejar la Iglesia de Roma tras
la “madura”, “meditada” y “consciente reflexión”.
Dejan entrever “cualquier
pena impuesta por quienes no son obispos, ni válidos, legítimos, sin tienen
poder sobre las almas, carecen de efectividad y son nulas e írritas”.
El origen del conflicto entre
las Clarisas de Belorado Orduña con la jerarquía eclesial se remonta a 2019,
cuando El Vaticano impidió vender un convento de su propiedad en Vizcaya.
La pugna continuó, tuvo un
punto de inflexión en mayo al publicar un manifiesto en el que las monjas
arremetieron contra las disposiciones del Concilio Vaticano II que hubo entre
octubre de 1962 y diciembre de 1965.
Autoridades eclesiásticas
emanaron su juicio de que no ha habido papas y obispos legítimos desde la
muerte de Pío XII y quienes han sido ordenados con posterioridad son “usurpadores”
que inhabilitaría imponer sanciones, consta en un extracto del manifiesto repartido
este viernes 21 de junio 2024 en las redes sociales.
El grupo buscó apoyo en el
exsacerdote Pablo de Rojas, fundador de la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli,
expulsado de las filas católicas en 2019, a autoproclamarse obispo en 2005;
asumir posturas preconciliares; proclamar que la única iglesia posible es la
que él está construyendo.
Tras la publicación del
polémico documento, las religiosas fueron acusadas de cisma y llamadas a
comparecer ante el Tribunal Eclesiástico a rendir declaraciones, mientras que
la abadesa, Isabel de Trinidad, sindicó al prelado por abuso de poder,
usurpación de representación legal y vulneración del derecho a la libre
asociación.
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