“Historia religiosa de Rusia y sus imperios”, del historiador Jean Meyer y un tema nunca antes tratado en lengua española
El
franco-mexicano, que ha dedicado su vida al estudio de la Guerra Cristera, ha
escrito una obra sobre la importancia de la religión en la constitución del
pueblo ruso a través de los tiempos.
La
publicación más reciente del geógrafo e historiador franco-mexicano Jean
Meyer es un libro con el cual los lectores podrán comprender el curso
actual de nuestro mundo, a merced del conflicto entre Rusia y Ucrania, del que
cada potencia parece querer sacar tajada.
En
español no existía un libro similar, ha dicho su autor, y por ello ha sentido
la necesidad de escribirlo. “Es un tema que percibo desde hace muchos años, el
de religión y sociedad”, ha dicho.
Al
interior de las páginas de “Historia religiosa de Rusia y sus imperios”,
Meyer asegura que “la vivencia religiosa del cristianismo oriental ha moldeado
la identidad rusa; y también la de Ucrania y Moldavia, que hoy son naciones
independientes, pero que pertenecen al mundo eslavo oriental y poseen una
mayoría ortodoxa”.
Hace unos años, cuando publicó “La gran controversia: las Iglesias católica y ortodoxa.
De los orígenes a nuestros días”, Meyer lo hizo para intentar comprender las razones por las que ambas iglesias, cristianas las dos, comparten los mismos dogmas, las ideas relacionadas con la Trinidad, la Virgen, la divinidad de Jesucristo y los sacramentos, pese a que han estado separadas la una de la otra desde hace cerca de mil años. Reunirse les ha sido imposible y las dudas al respecto lo llevaron a asumir la investigación de la que da cuenta en este nuevo libro.
Editado
bajo el sello de Siglo XXI, el libro presenta un recorrido por los más de
mil años de las Iglesias presentes en “todas las Rusias”, desde la que encontró
su germen en Kiev, hasta la que convivió con el régimen soviético.
Desde la
herencia de los fulgores de Constantinopla hasta la que se vio
forzada a vivir en la clandestinidad.
Bautizado al nacer en la Iglesia católica, apostólica y romana, ungido durante su juventud en la ortodoxa, el autor realiza de forma personalísima una estupenda síntesis de la inmensa bibliografía que ha abordado esta aventura humana.
En “Historia religiosa de Rusia y sus imperios”, Meyer ejecuta una lenta radiografía de la espiritualidad rusa, del siglo X a la caída de la Unión Soviética, una espiritualidad excepcional que en distintos momentos le permitió a la gente superar el yugo del autoritarismo.
Si bien el libro aborda el conflicto en Ucrania, no trata específicamente de la guerra que allí se desata. Desde sus primeras páginas ya lo deja en claro.
La
intención de Meyer va más allá. Cuenta, por ejemplo, cómo la tercera Roma fue
construida en territorio ruso y se vio afectada en varias ocasiones por la
rivalidad entre Kiev y Moscú, mucho antes de la época de Iván el Terrible.
El
historiador aborda lo referente a los orígenes de Rusia y los debates al
respecto entre académicos nórdicos y ucranianos, que incrementaron luego de la
conversión al cristianismo del príncipe Volodímir, quien fuera el monarca de la
Rus de Kiev, finalizando el primer milenio de la era moderna.
“(...) el
pleito historiográfico empezó hace dos siglos: los historiadores nacionalistas
de Rusia y Ucrania están enfrentados desde 1850 y pelean hoy más que nunca para
definir los términos ruso y Rusia”, escribe Meyer. En esa
batalla, explica, se erigen las fronteras del antiguo régimen ruso en Ucrania,
entre los años 988 y 1240, y la Moscú del momento.
“(...) en
el mundo imperial ruso encontramos al cubo todas las posibilidades positivas y
negativas del cristianismo. Lo mejor y lo peor del cristianismo lo tenemos en
la Iglesia católica; pero, en el caso de los rusos, es excesivo en todo, para
bien o para mal. Tenemos los efectos más hermosos de espiritualidad, el arte de
los iconos ortodoxos, pero también la intolerancia absoluta”, comenta el autor,
en previas entrevistas.
El trabajo investigativo de Jean Meyer en este libro permite que los lectores recorran las muchas Rusias que a lo largo de la historia han existido. Desde la nórdica y la mongola, la de los Skavronsky y la de los Románov, hasta la de Stalin y la de Putin.
En todas ellas, la religión fue pilar de la
estructura social y gubernamental, especialmente tras la expansión que tuvo la
corriente ortodoxa del cristianismo. Para 1988, con Mijaíl Gorbachov al frente
del país, más de un 30% de la población rusa profesaba la religión ortodoxa.
El autor
es enfático al decir que la religión ha marcado el pasado y presente del pueblo
ruso y, en muchos sentidos, es el punto de partida de varias de las decisiones
que como nación han tomado. Hoy, más que nunca, vuelve a ser parte importante
de la vida cotidiana y política en Rusia.
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