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Santiago y personajes sepultados en el cementerio de la calle 30 de marzo.

Cementerio de la calle 30 de marzo en Santiago del 1897.

 Por Marcelo Peralta

Historia y algunas personalidades seultadas en el cementerio de la calle 30 de marzo en Santiago. 

Aunque en 1775 la corona española había ordenado la eliminación de los cementerios parroquiales.

Al 1805 el cementerio de la ciudad estaba frente a la Iglesia Parroquial Mayor, hoy Catedral Santiago Apóstol.

Trasladado a La Otra Banda cerca al momento de la proclamación de la Independencia Nacional.

En 1844 el cementerio viejo fue reubicado a la calle de San Sebastián la que es hoy 30 de marzo y la tumba más antigua data de 1855.

El camposanto abandonado existía hasta el 1892 y era usado para llevar animales muertos.

La nueva necrópolis quedó separada por muros ante los fusilamientos de Eugenio Perdomo, Vidal Pichardo, Carlos de Lora, Ambrosio de la Cruz, Antonio Batista y Thomas Pierre, primeros mártires de la Restauración de la República 1844.

Tras quitarlo del casco urbano significó un avance de pureza para la ciudad, propició la adopción de un concepto de paisajismo en la idea al paraíso terrenal que implicó la aparición de una nueva tipología arquitectónica con funeraria, que trajo consigo la irrupción del estilo neoclásico.

Su conversión en un espacio donde empezarían a resumirse los valores simbólicos de la espiritualidad burguesa, sustraerse del influjo de la religión católica, y en 1888, el ayuntamiento negó a la Logia Nuevo Mundo número5 la construcción de un mausoleo masónico.

Fue en 1894 que el párroco de la Iglesia Mayor, Carlos Nouel, se opuso por ante el presidente del ayuntamiento, José Nicolás Vega, al entierro del masón y farmacéutico alemán Eugenio Muller, por no pertenecer a la religión católica, hecho que determinaría la construcción por la Logia Nuevo Mundo número 5 en terrenos donados por el ayuntamiento denominado Cementerio Cosmopolita al este del que pasó a llamarse Cementerio Católico.

Fue destinado a dar cabida a los masones, los no católicos y los rechazados por el clero y su construcción se confió a Onofre de Lora, quien lo concluyó en 1895, inaugurado el 15 de agosto de 1897 por el presidente Ulises Heureaux-Lilís-.

Los cementerios Católico y el Cosmopolita estaban cerca y separados por una pared en que eran sepultados ricos y pobres de ambas religiones.

El cementerio católico fue ampliado en el año 1902 porque tanto este y el cosmopolita resultaron dañados por fuerzas revolucionarias tras cerco de “Los Comeburros en 1914.

Y en la parte frontal original fue eliminada y colocada la inscripción “La casa de todos”.

Levantado un muro perimetral que integró la capilla donada en 1939 por José y Jacinto Dumit y dedicada a Cristo Crucificado.

Múltiples valores en el Cementerio de la calle 30 de marzo que van en patrimonio artístico, arquitectónico, histórico, intangible, necrópolis que ofrece una visión particular de la sociedad santiaguera de finales del siglo XIX y el siglo XX a partir de su amplia gama de monumentos funerarios de diversos estilos.

Tiene reflejo a su vez del proceso migratoria recibido por la ciudad, impronta que deja sus huellas de sus estilos arquitectónicos, inscripciones lapidarias en los que descansan restos de variados personajes de la historia local, nacional, extranjera con testimonios orales, rituales mágicos en vudú dominicano a la división de “los guedeses” y su jefe el Barón del Cementerio.

A la llegada del año 1976, el Archivo Histórico de Santiago inventarió las tumbas, realizando un proyecto de rescate de sus patrimonios edificado, inmaterial y valorización.

El mausoleo de José Manuel Glas, construido en mármol de Carrara a un costo de 15 mil francos por el escultor Oreste Bardi, llegó al país a partir de 1895 por el puerto Francisco del Rosario de Sánchez, provincia Santas Bárbara de Samaná en toneladas de piezas que fueron transportadas hasta La Vega en ferrocarril y traídas a Santiago en carretas tiradas por bueyes.

Armado con posterioridad a 1900, lo preside la estatua yacente para la que posó con una mortaja en el taller del escultor Jules Feberv en Niza, Francia de José Manuel Glas, poderoso comerciante, masón, restaurador, munícipe valorado nacido Cotuí en 1834 y falleció en Santiago en 1895.

Mausoleo de Daniel Ortiz, levantado en 1915 para descanso de sus restos, asesinado en 1911 por el general Santiago Díaz y Díaz-Chago-, al que obligaba asumir la paternidad de la criatura que nacería cuando su propia hermana fue violada por un desconocido.

Originalmente, la lápida se leía: “Aquí yacen los restos de Daniel Ortiz, calumniado y asesinado cínicamente en Jacagua”. Este denunciante epitafio enfrentó judicialmente entre 1928 y 1930 a su viuda Caridad Alfonso y al Ayuntamiento en un litigio que llegó hasta la Suprema Corte de Justicia y en 1940 ese letrero lo desaparecieron.

Mausoleo de Cipriano Mallol. Es la tumba más antigua del cementerio, personaje nacido en Canet, Cataluña, el 6 de abril de 1795 y fallecido en Santiago el 1 de noviembre de 1855, una figura de relieve en el comercio local desde la ocupación haitiana 1822 y la llegada de la Primera República 1844.

Es ascendiente por la línea de su hija Ana Rosa Mallol Olmedo, esposa del presidente José Desiderio Valverde, de las familias Guzmán García, García Ariza, Mella García, García Beltrán, Campagna García, Ricardo García, Torres García y Pichardo Valverde.

Panteón de José Batlle nacido en Mataró 1844 y murió en 1899 era primo de Fontana en Carrara una italiana comerciante de origen catalán junto a José Batlle Filbá.

Sus despojos estuvieron en el panteón de su cuñado Augusto Espaillat Espaillat hasta 1903, cuando fueron inhumados en este singular mausoleo de mármol blanco con reminiscencias egipcias en sus piezas arquitectónicas.

Panteón de Johann Bischoff. Una de las tumbas más atrayentes del Cementerio Cosmopolita que está erigida en mármol negro por la fábrica de cigarros y cigarrillos “La Habanera” del año 1916 en recuerdo de su empleado Johann Bischoff del alemán nacido en Santiago el 16 junio 1886 y murió el 17 septiembre 1910 de una enfermedad contagiosa. Su motivo central lo constituía una columna trunca, evocadora de la interrupción de la vida.

Panteón Copello – De Soto. Bajo la piadosa mirada de una exquisita virgen en mármol, esta sepultura acoge los restos del munícipe y embajador Anselmo Copello (Santa Margarita Ligure, Italia, 1879 – Washington, Estados Unidos, 1944) y su esposa Argentina de Soto.

Fue socio de Richard Sollner en la fábrica de cigarros y cigarrillos La Habanera desde 1907, Copello llegó a ser presidente ya convertida en Compañía Anónima Tabacalera quien presidió el Ayuntamiento de Santiago y del Centro de Recreo.

Panteón de Augusto Espaillat. En esta estructura ecléctica en mármol de Carrara, coronada por una llama votiva y encargada a la casa de Primo Fontana en 1897, reposan los restos de Augusto Espaillat Espaillat (1849/50-1896), que estuvieron hasta 1899 en el panteón de Tomás Pastoriza.  Espaillat estableció en 1870 el Bazar Parisién, gran almacén dedicado a la venta de mercancías importadas, suplidor de efectos de comercio para revendedores locales y comerciantes de la región del Cibao y con amplias relaciones con casas estadounidenses, canadienses y europeas. Considerado uno de los comerciantes más acaudalados de la ciudad en el último tercio del siglo XIX, fue presidente del Ayuntamiento de Santiago (1886), miembro de la Junta de Fábrica de la Iglesia Mayor (1888), miembro del Comité Propagador del Ferrocarril Central Dominicano (1889) y promotor de la fundación del Cuerpo de Bomberos (1894).

Mausoleo de Ercilia Pepín. La educadora Ercilia Pepín (1884-1939), en previsor adelanto a su muerte, requirió el diseño y construcción de este austero mausoleo en estilo Art Deco al ingeniero Rafael Alfonso Aguayo Ceara, constructor del antiguo Palacio de Justicia, la iglesia Nuestra Señora de la Altagracia y la Plaza Valerio.

Mausoleo a los caídos en la tragedia de Río Verde. Levantado en 1953 para albergar los restos de los integrantes del equipo de béisbol de Santiago y sus acompañantes, accidentados en Río Verde, Yamasá, el 11 de enero de 1948 a su regreso en avión desde Barahona, donde habían participado de dos partidos amistosos. Anualmente, la Asociación de Cronistas Deportivos de Santiago conmemora aquella tragedia en un acto en el que se pasa lista a los nombres de los fallecidos y se entona el soneto del poeta Ramón Suárez Vásquez, compuesto al calor de la noticia del accidente.

Tumba judía en el Cementerio Cosmopolita. Este singular enterramiento de Isaac Benoliel, natural de Gibraltar y residente en Manchester antes de avecindarse en Santiago, donde murió el 5 de mayo de 1896 a la edad de 28 años, forma parte de la atención de los caracteres y símbolos presentes y el año de su muerte conforme el calendario judío.


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